El rescate por los reguladores estadounidenses en una operación que garantiza los depósitos
El banco estadounidense JP Morgan ha llegado este lunes a un acuerdo con las autoridades para comprar First Republic Bank en una operación de emergencia destinada a frenar la crisis que sacude al sistema financiero desde hace dos meses.
Horas antes de su venta la entidad fue intervenida por el Departamento de Protección Financiera e Innovación de California, lo que convierte a First Republic en el tercer banco estadounidense que quiebra este año, después de Silicon Valley Bank y Signature Bank. El acuerdo de compra, por el que el gigante pagará 10.600 millones de dólares (9.600 millones de euros), incluye los depósitos no asegurados y prácticamente todos los activos.
JP Morgan fue, junto a PNC Financial y Bank of America, una de las entidades que pujó en la subasta realizada el fin de semana por los reguladores. La propuesta incluye la compra de todos los depósitos y de una cartera de préstamos de 157.000 millones de euros. JP Morgan no asume la deuda corporativa o las acciones preferentes. Como parte del acuerdo, el fondo de garantía de depósitos de EE UU (FDIC por sus siglas en inglés) también proporciona 45.000 millones de financiación en un plazo de cinco años.
El acuerdo significa que todos los depositantes de First Republic, incluidos los que superan el límite de seguro de 250.000 dólares (227.000 euros), conservarán el acceso a su dinero y las 84 sucursales del banco han pasado a ser sucursales de JP Morgan antes de que este lunes abrieran las oficinas. Además, se reembolsarán los 27.000 millones que este y otros 10 bancos inyectaron en First Republic a mediados de marzo en un intento por evitar una nueva sacudida en el sistema. Accionistas y bonistas, sin embargo, han perdido toda su inversión.
El rescate es un cuidado equilibrio entre intervención pública y privada. JP Morgan paga 9.600 millones de dólares por los depósitos, mientras el fondo de garantía de depósitos (el FDIC que se nutre de contribuciones de los bancos, no de los impuestos) asume un coste por 11.800 millones. Ambas partes compartirán las pérdidas de los préstamos residenciales y comerciales de First Republic.
La solución, en todo caso, da una salida a los depósitos no asegurados (por encima de 250.000 dólares) sin necesidad aportar garantías del Gobierno o del FDIC. Ahora estos depósitos estarán avalados por el mayor banco de EE UU.
”El Gobierno nos ha pedido dar un paso al frente y lo hemos hecho”, dijo Jamie Dimon, presidente de JP Morgan. “Nuestra solidez financiera, nuestras capacidades y nuestro modelo comercial nos han permitido hacer una oferta para ejecutar la transacción de forma que se minimicen los costos para el fondo de seguro de depósitos”.
El principal banco de Wall Street estima que incurrirá en 2.000 millones de dólares (1.800 millones de euros) en costes de reestructuración relacionados con la transacción durante los próximos 18 meses y espera una ganancia extraordinaria de 2.300 millones después de impuestos. Además, espera que la operación genere más de 450 millones de beneficios netos cada año. El mercado recibió ayer la operación con alzas para JP Morgan que rondaban el 3%.
First Republic, un banco regional con sede en San Francisco, llevaba acumulado un desplome en Bolsa del 97% desde el estallido de la tormenta financiera en marzo. El grueso de los recortes (75%) se produjo la semana pasada tras reconocer que en los tres primeros meses del año sus clientes habían retirado un 40% de los depósitos: casi 100.000 millones de euros. Su capitalización pasó de los 27.000 millones registrados antes de la caída de SVB a situarse por debajo de 1.000.
La adquisición fortalece aún más la posición de JP Morgan, que ya era el banco más grande de Estados Unidos. En una situación normal, el gigante no podría adquirir otra entidad porque controla más del 10% de los depósitos estadounidenses. Pero los reguladores pueden omitir el tope en caso de ser necesario, como en esta intervención de emergencia.
El acuerdo contó además con el visto bueno del Departamento del Tesoro, que aseguró que “el sistema bancario sigue siendo sólido y resistente, y los estadounidenses deberían sentirse confiados en la seguridad de sus depósitos y en la capacidad del sistema bancario”.
La secretaria de Prensa de la casa Blanca, Karine Jean-Pierre, resaltó que las medidas adoptadas “protegerán a los depositantes y garantizarán la estabilidad del sistema bancario”. Los responsables de First Republic Bank, que estaba “gravemente mal gestionado”, dijo, “rendirán cuentas”.