Según datos del World Energy Investment, elaborado por la Agencia Internacional de Energía (AIE), se prevé que la inversión en energía en Latinoamérica alcance una cifra récord de 185.000 millones de dólares en 2024. El sector eléctrico representa más del 35% de las inversiones, mientras que el suministro de combustibles fósiles representa casi el 55% y el uso final menos del 10%.
Las energías renovables y el almacenamiento siguen creciendo con fuerza, agrega, con la energía solar a la cabeza en el despliegue (incluidos los proyectos de pequeña escala), la inversión en almacenamiento acelerándose en Chile (para reducir los cuellos de botella en la transmisión) e incluso la energía eólica marina repuntando en Brasil y Colombia.
Agrega que América Latina tiene un legado de fuerte uso de la energía hidroeléctrica para la producción de electricidad, con muchas represas grandes construidas hace mucho tiempo. Si bien “sus perspectivas de crecimiento son limitadas”, la energía hidroeléctrica sigue siendo “importante” para la flexibilidad.
América Latina y el Caribe (ALC), una región diversa de más de 30 países que representó el 7% del PIB mundial en 2023 en general ha sido propensa a una alta inflación, un alto endeudamiento y problemas fiscales.
Muchos países también están desarrollando estrategias de hidrógeno a largo plazo e implementando proyectos piloto, especialmente en Brasil (donde una planta de 1,2 GW obtuvo permisos ambientales a fines de 2023) y Chile.
Los combustibles fósiles representan dos tercios de la matriz energética, muy por debajo del promedio mundial del 80%. El uso de carbón es bastante bajo, pero el uso de petróleo, principalmente para el transporte, pero también para la industria es relativamente alto, a pesar de que la proporción de biocombustibles en el transporte por carretera es el doble del promedio mundial.
La inversión en los sectores de uso final es baja. Menos de un tercio de los países de América Latina y el Caribe (ALC) tienen estándares mínimos de desempeño energético para motores industriales o electrodomésticos, por ejemplo, y pocos han implementado códigos de construcción obligatorios.
Casi la mitad de los 33 países de ALC se comprometieron a alcanzar emisiones netas cero para 2050, entre ellos Brasil, Chile, Costa Rica y Colombia.
Para lograrlo, estiman los analistas, la inversión anual promedio en energía limpia durante el período 2026-2030 debe cuadruplicarse en comparación con la década anterior, lo que daría como resultado que el consumo de combustibles fósiles alcance su punto máximo en esta década.
“Los esfuerzos para reducir el costo del capital serán fundamentales y requerirán mejorar la propuesta económica para las inversiones limpias, al tiempo que se reducen los riesgos macroeconómicos”, apunta el informe.
Guatemala tiene el potencial de convertirse en un referente regional en transformación digital, pero necesita políticas adecuadas, destaca el informe.