Cuba cerró 2024 con un déficit fiscal del 6,5% del producto interior bruto (PIB) tras reducir sus gastos anuales un 8%, informaron ayer martes medios oficiales.
El dato, dado a conocer por el ministro de Finanzas y Precios, Vladimir Regueiro, ante la comisión económica del parlamento cubano, es significativamente menor al proyectado en un inicio (18,5%).
La cifra del déficit con respecto al PIB en 2024, aún abultada en términos globales, rompe con la tendencia de los últimos años.
Cuba ha acumulado cinco años de abultados déficit fiscales (con cifras de doble dígito) y desde finales de 2023 ha presentado dos planes de ajuste para aumentar los ingresos -principalmente en divisas- y recortar el gasto significativamente.
A mediados del año pasado, el Ejecutivo decidió “reducir las partidas del presupuesto con el objetivo de disminuir el déficit”. Para ello, se aprobó “asignar mensualmente los recursos financieros en correspondencia con los ingresos reales del mes”.
En términos absolutos, el Presupuesto del Estado de 2024 cerró con un déficit fiscal de 79.528 millones de pesos cubanos (3.313 millones de dólares, al cambio oficial para personas jurídicas).
Por otro lado, Regueiro subrayó que Cuba incrementó un 7% sus ingresos fiscales. Aunque no lo relacionó directamente, informó que el año pasado los impuestos representaron un 64 % del total de recursos y que “influyeron positivamente en el comportamiento” de los ingresos.
De igual manera, aseguró que los gravámenes al sector privado representaron el 15% de los ingresos totales.
Cuba se encuentra sumida en una grave crisis económica desde 2020, evidente en la escasez de básicos (alimentos, medicina, combustible), los frecuentes apagones, la creciente dolarización y una inflación galopante.
La pandemia, el endurecimiento de las sanciones estadounidenses y políticas económicas y monetarias fallidas han agudizado en los últimos años problemas estructurales de la economía de la isla.
