Con un modelo sostenible, Cementos Progreso invierte $1.000 millones en planta San Gabriel en Guatemala

Una de las torres de la panta supera a los edificios de la región con el equivalente a un edificio de 11 pisos

La planta tiene capacidad para producir 3 millones de toneladas de cemento al año

En medio de un bosque de más de 600.000 árboles y en una de las zonas más pobres de Guatemala, se levanta una de las mayores plantas productoras de cemento de Latinoamérica, la planta San Gabriel propiedad de Cementos Progreso.

La planta tiene la capacidad de producir tres millones de toneladas de cemento al año, elevando la capacidad del grupo empresarial a más de cinco millones al sumar la producción de las otras plantas (La Pedrera y San Miguel).

El equipo principal de la planta es el horno, tiene capacidad de producir 4 mil 500 toneladas de clinker por día. La planta, que trabaja 24 horas y opera con 500 trabajadores. En la fase de construcción necesitó 3 mil trabajadores.

La inversión, que se ha incrementado en el último año, se estima en “mil millones de dólares”. Y es que además de la moderna planta cementera, hay programas de reforestación, proyectos comunitarios (producción de flores, frutas y legumbres, vino, café y otros cultivos), ejecución de planes de desarrollo municipal y apoyo en la construcción del Anillo Regional en la finca San Gabriel Buena Vista, en el Municipio de San Juan Sacatepéquez.

En un recorrido con periodistas de la región, Mario Orellana, gerente general de la División Cemento, explicó que previo y durante la millonaria inversión física, se aplicaron los programas de reforestación, educación y capacitación en un período de 10 años.

La planta ocupa sólo el 15% de las 10.000 hectáreas adquiridas por el Grupo Progreso, el resto es utilizado para la producción agroforestal a cargo de la población de la zona que renta las tierras y recibe capacitación y acompañamiento para producir flores, café, aguacates, frutas y legumbres, vinos etc, y colocar esa producción en el mercado nacional e internacional.

Los ejecutivos destacan que mantienen la visión del fundador de Cementos Progreso (Cempro), don Carlos F. Novella, de convertirse en una empresa de soluciones, más que de venta de productos. Progreso controla el 75% del mercado cementero de Guatemala.

Planta eficiente y cemento verde

Por ello se concentraron en una planta eficiente que aplica tecnología de última generación, usa desechos para generar energía y su propia fuente de agua con reservorios naturales. Además cuentan con una banda transportadora de 1.5 km de longitud, para evitar la tala de árboles para la generación de caminos y de esta manera no utilizan transporte de hidrocarburos para el traslado de la materia prima.

La banda tiene una extensión de 1.5 kilómetros y transporte metros por minuto

“Esta banda tiene una inversión de 25 millones de dólares, utilizar transporte de carga cuesta cinco millones de dólares. No podemos crecer afectado el lugar donde operamos, eso lo tenemos muy claro y por eso tenemos un concepto integrado”, nos dice Mario Orellana.

El gerente de la División de Cementos explica que toda la infraestructura está diseñada con el objetivo de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), la principal preocupación en este tipo de industria.

Esas emisiones representan alrededor del 60% del total de las emisiones de la industria del cemento. Como provienen del piro (quema) procesamiento de la materia prima, no es posible reducirlo o hacerlo más eficiente.

Se ha reducido el factor Clinker. En 2018, nuestro valor de FC era de 69.10%, debajo del valor medio de referencia del mundo (75% según el IPCC, 2006).

La planta produce varios tipos de cemento, entre ellos el Cemento BRA. En 2020, se vendieron 133,000 toneladas métricas de cemento, que contiene 10% menos de Clinker, es decir que las toneladas vendidas conllevan un ahorro de 13,300 toneladas de Clinker.

El horno de la cementera, tubería roja, llega a 1 mil 460 grados y es donde se forma el clinker

Las necesidades energéticas las cubren en parte con la quema de deshechos como el plásticos y a partir de diciembre de neumáticos: “Las altas temperaturas del horno (más de 1.400 grados centígrados) eliminan completamente estos productos y no queda nada en el ambiente”, asegura Heber Barrios, gerente de Planta de San Gabriel.

La baja emisión de polvo y el uso responsable del agua son dos de las principales políticas ambientales que Planta San Gabriel maneja bajo los estándares internacionales.

“Procuramos el uso responsable de los recursos. Contamos con un reservorio de agua de lluvia que tiene 8 metros de profundidad y una capacidad de 150,000 metros cúbicos, lo que equivale a 65 piscinas olímpicas”, señala Barrios.

El agua pluvial que cae en las instalaciones de la planta, se direcciona hacia esta laguna artificial para ser utilizada en el enfriamiento de maquinarias y gases, riego de plantas y servicios de uso diario.

Además la planta trabaja con 500 empleados y toda la producción se puede supervisar desde la sala de control donde solo se requiere de dos personas.

Impacto socioeconómico el resultado de la sostenibilidad

La Planta incluye el desarrollo de un amplio programa de aprovechamiento de la tierra con participación de las comunidades. Es así que se cuenta con Jardines Vegetales, donde se cultivan varias especies de hortalizas. La caficultura es otra de las oportunidades que se ofrecen en los cultivos, la marca El Pilar es un ejemplo del exitoso programa.

Productora de fresas que ofrece su producto a cadenas de supermercados

De acuerdo con Guillermo Monroy, gerente de Ciudadanía Corporativa y Reputación de Cementos Progreso, la forma como opera la empresa es parte de la visión de su fundador (Carlos Novella hace 122 años) basada en un “código de ética y valores que fue perfeccionándose en un sistema a través de certificaciones y volviéndose una forma de operar. Contamos con más de 4.000 colaboradores y el sistema permite replicarse en cualquier lugar donde opere la empresa”.

Darle un valor a la inversión social es difícil, reconoce Monroy, porque “el modelo de valor compartido permite el desarrollo más rápido de las comunidades”.

Monroy destaca una frase común entre los ejecutivos de la empresa: “construir juntos el país donde queremos vivir”. Esto solo es posible en alianza con todas las personas e instituciones que les rodean, a través de un modelo participativo, que permita el desarrollo conjunto desde lo local y mejore la calidad de vida de las personas, explica.

José Miguel Torrebiarte, Vice presidente de Cementos Progreso, amplia la visión del grupo empresarial mientras observa la presentación de un grupo teatral de la comunidad. “Nuestro propósito trascendente es construir juntos el país donde queremos vivir, pero juntos nos referimos a todos: los accionistas, los colaboradores y las comunidades, y en las comunidades son muy importantes las autoridades locales ya que son claves para llegar a las comunidades”.

“Fortaleciendo a la autoridad local se logra establecer el vínculo con las comunidades locales porque sino se vuelven dádivas y lo que tenemos que hacer es enseñarles a pescar no darles pescado. Por ejemplo esta presentación que vemos (teatro) es remunerada por su trabajo y así lo venimos haciendo en los otros proyectos en esta planta, es un ecosistema sano”, destaca el empresario.

Para Torrebiarte el sistema puede aplicarse en cualquier país de la región, y se necesita. Claro, opina, se requiere de certeza jurídica y aceptación del mercado del producto. En Honduras, Cementos Progreso, es socio de Cenosa, que se ubica en la zona norte.

“En todos los países de la región se necesitan inversiones y nuestra filosofía es de trascender, lo que estamos haciendo acá (Guatemala) es pensando a largo plazo, en nuestras generaciones futuras tanto de la empresa y del país”, concluyó.

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