El Banco Mundial presentó su informe sobre ‘Estado de la protección social 2025: El desafío de los 2.000 millones de personas‘. El reporte encontró que en América Latina hay al menos 169 millones de personas sin protección social o habitantes que tienen una cobertura inadecuada e insuficiente.
El informe de la entidad cuantifica la brecha existente en los sistemas de protección social (asistencia social, seguro y programas de mercado laboral en países de bajos y medianos ingresos. En este tipo de economías hay alrededor de 6.300 millones de habitantes, pero cerca de 2.000 millones no están cubiertos o tienen cifras insuficientes de cobertura a los sistemas de seguridad social.
Al desglosar esta cifra, se halló que 1.600 millones de personas en el mundo vivían en hogares en los que ningún miembro tenía un programa de protección social ni contribuye a un plan de seguro. Cerca de 400 millones de habitantes que viven en pobreza relativa obtenían “beneficios escasos”, según el estudio.
“Aunque la brecha siguió siendo sustancialmente más alta en los países de bajos ingresos, en términos absolutos más personas no estaban cubiertas por programas de protección social en los países de ingresos medios”, aseguró el Banco Mundial. El documento reveló que la población de un país que no estaba cubierta por el sistema de protección social está relacionada de forma directa con su nivel de desarrollo económico.
Las brechas más pronunciadas se hicieron presentes en las naciones de bajos ingresos, en las cuales 78% de la población no recibe beneficios de protección social y 3% reportó beneficios inadecuados.
Las economías cuyos ingresos son catalogados como medianos altos solo dejaron por fuera a 11% de su población en materia de protección social, mientras que 6% recibió servicios poco adecuados. El estudio asegura, sin embargo, que el panorama tiene un cambio “radical” cuando las brechas se miden en términos absolutos.
“Durante la última década, los países de ingresos bajos y medianos han ampliado la protección social para cubrir una cifra récord de 4.700 millones de personas. Tres de cada cuatro personas en estos países viven ahora en hogares que se benefician de transferencias de protección social o tienen acceso a la protección social a través de contribuciones”, se lee en el informe de la entidad.
A pesar de los avances, se estima que los programas sociales en algunos países no son adecuados: los receptores no pueden paliar la pobreza o amortiguar los golpes de crisis inesperadas, tales como dificultades políticas y socioeconómicas. Las transiciones económicas y del ciclo de vida a largo plazo también son retos que no pueden mitigar algunos países.
Los datos de 73 países de ingresos bajos, medianos y altos del informe arrojan que los sistemas de protección social ampliaron su cobertura en 10 puntos porcentuales entre 2010 y 2022. Durante 12 años, el indicador pasó de 41% a 51% de cobertura para las poblaciones.
“El camino está lejos de terminar”, dice el Banco Mundial, pues a este ritmo se necesitan hasta 18 años para que las personas en pobreza extrema tengan una cobertura total con programas de seguridad social.
Se requieren, además, otros 20 años para que 20% de los hogares más pobres de los países de medianos y bajos ingresos puedan conseguir la protección. “ La situación es particularmente grave en los países de bajos ingresos, donde, a pesar de los aumentos sustanciales en la cobertura, los sistemas de protección social solo llegan a una de cada cuatro personas, en promedio”, arrojó el estudio.
Reto de la inclusión económica
El año pasado, el Banco Mundial encontró también que los programas de inclusión económica no logran la cobertura y solo llegan a una de cada 10 personas que viven en pobreza extrema. Temas como las transferencias de efectivo, la capacitación profesional, capital empresarial, coaching y acceso al mercado son ítems necesarios para que las personas de escasos recursos puedan encontrar condiciones económicas más dignas. Iffath Sharif, directora Global de Protección Social del Banco Mundial aseguró que la implementación de los programas de inclusión económica impactan en la seguridad alimentaria y el consumo.
Inequidad económica, social y de género
El estudio muestra que la protección social no ofrece el apoyo adecuado a los hogares que están en dificultades, especialmente a las familias de bajos ingresos. Existen grandes desigualdades socioeconómicas, geográficas y de género, las cuales se acentúan y dejan a los más pobres y vulnerables “gravemente desatendidos”. La asistencia social es un apoyo clave para expandir la protección social por todo el mundo, pero las transferencias monetarias no suelen ser muy altas, según el documento del Banco Mundial.