El producto interior bruto (PIB) de China registró una expansión de 0,8% en el segundo trimestre del año respecto de los tres primeros meses de 2023, cuando había aumentado 2,2%, impulsado por el final de las restricciones para contener la Covid-19, según los datos publicados este lunes por la Oficina Nacional de Estadística (ONE).
No obstante, en la comparativa interanual, entre abril y junio la economía de China creció 6,3% respecto del segundo trimestre de 2022, cuando la actividad estuvo limitada por las restricciones, después de la expansión interanual de 4,5% entre enero y marzo.
De este modo, en la primera mitad del año el PIB chino aumentó 5,5% en comparación con el mismo periodo de 2022, incluyendo una expansión de 3,7% del sector primario y de 4,3% en la industria, mientras que el sector servicios creció 6,4%.
“En la primera mitad del año, enfrentamos un entorno internacional complejo y grave, así como arduas tareas para promover la reforma, el desarrollo y garantizar la estabilidad en el país”, ha señalado la oficina estadística china en un comunicado, donde destaca que la economía nacional “mostró un buen impulso de recuperación”.
Tras la publicación del dato del PIB del segundo trimestre, la economista para China de Capital Economics, Sheana Yue, ha advertido de que el crecimiento del PIB “se desaceleró más rápidamente de lo esperado” en el segundo trimestre debido al desvanecimiento del impulso de reapertura.
En general, para la analista los datos publicados sugieren que la recuperación de la reapertura se desaceleró en el segundo trimestre, mientras que las señales de los datos de alta frecuencia apuntan a una persistente debilidad durante la primera quincena de julio.
“Dado el sombrío telón de fondo, no sorprende que los responsables políticos estén cada vez más preocupados y hayan hecho algunos esfuerzos para apuntalar la economía. Pero las medidas hasta ahora no han alcanzado lo que se necesita para proporcionar un impulso significativo a la economía“, ha señalado.
De tal modo, Capital Economics ha recortado su pronóstico de crecimiento anual para China de 6% a 5,5%, en línea con el consenso de los analistas, dadas las señales de que la producción durante el resto del año parece ser más débil de lo que anticipaba previamente.