La agencia calificadora de riesgo estadounidense Moody’s mantuvo la calificación Caa3 para el gobierno de El Salvador. El país centroamericano tiene esta calificación crediticia desde mayo de 2022, lo cual implica que para los inversionistas significa un riesgo muy alto prestarle dinero a esta nación.
Sin embargo, en su nuevo anuncio, la agencia cambió la perspectiva de negativa a estable, lo que podría traducirse en una reducción del riesgo ante un evento crediticio en el corto plazo.
La afirmación de la calificación Caa3 refleja la opinión de Moody’s de que el país aún conserva necesidades de financiamiento altas, además de una falta de acceso a los mercados de capital internacionales. La baja asequibilidad de la deuda y la falta de un marco fiscal y de financiamiento creíble a mediano plazo seguirán siendo factores que pesan sobre la calidad crediticia.
El techo en moneda extranjera de El Salvador se mantiene sin cambios en Caa1, así se mantiene la brecha existente de dos escalones entre la calificación soberana y el techo en moneda extranjera. Esto refleja la baja previsibilidad de las instituciones y las políticas gubernamentales, la débil efectividad de las políticas y la participación relativamente grande del gobierno en la deuda externa total del país. No se asignó un techo para la moneda local para El Salvador porque el país está totalmente dolarizado.
Tras el pago del bono internacional del soberano con vencimiento el 24 de enero de 2023, el calendario de pago del principal de la deuda del mercado externo de El Salvador ha mejorado hasta 2025, lo que reduce el riesgo de un evento crediticio en el corto plazo. Moody’s estima que los pagos de la deuda externa del gobierno para lo que resta de 2023 representarán el 1,7% del PIB y el 2,3% del PIB en 2024 y serán cubiertos por nuevos desembolsos multilaterales.
¿Por qué se cambió la perspectiva de negativa a estable?
Los desembolsos multilaterales a fines de 2022, antes del vencimiento de los bonos en 2023, ayudaron al gobierno a cumplir con el pago del principal. Antes de esto, el soberano realizó dos operaciones de recompra en septiembre y noviembre de 2022 que Moody’s consideró un canje en dificultades.
Sin embargo, esto redujo el principal pendiente de pago de su próximo bono con vencimiento el 30 de enero de 2025 a $348 millones (1 % del PIB) de los $800 millones originales. A pesar de la falta de acceso del gobierno salvadoreño a los mercados internacionales de capital y las limitadas alternativas de financiamiento, el monto principal restante del bono internacional de 2025 y los reembolsos a los acreedores oficiales siguen siendo manejables siempre que los desembolsos multilaterales se mantengan alrededor de los niveles programados.
El déficit fiscal más reducido también ha ayudado a disminuir gradualmente las necesidades de financiamiento y aliviado el estrés de liquidez. Moody’s pronostica que el déficit del sector público no financiero de 2022 se redujo de 5,6% en 2021 a 4% del PIB. Los datos oficiales sugieren que los ingresos del gobierno crecieron 11,7% entre enero y noviembre de 2022 con respecto al período correspondiente del año anterior, mientras que el gasto público creció solo 1,6%.
En ese sentido, la agencia estimó que las necesidades de financiamiento de 2023, excluyendo el pago de capital reciente, serán de 14,8 % del PIB y que, dado que no hay amortizaciones vencidas de la deuda del mercado externo en 2024, las necesidades de financiamiento se reducirán a 13,9 % del PIB, lo que permitirá una mayor suspensión de la liquidez.