Lula va por delante con 47,67% de los votos frente a 43,85% de Bolsonaro, dijo la autoridad electoral
Las elecciones presidenciales de Brasil de este domingo parecen dirigirse a una segunda vuelta el 30 de octubre, ya que el fuerte resultado inicial del presidente de extrema derecha Jair Bolsonaro parecía haber acabado con las esperanzas del izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva de ganar en primera ronda.
Con 95,4% de las máquinas de votación electrónica escrutadas, Lula estaba delante con 47,67% de los votos frente a 43,85% de Bolsonaro, dijo la autoridad electoral nacional en su página web.
Una votación en segunda vuelta podría aumentar la feroz polarización y la violencia política latente en el mayor país de América Latina. Un voto estrecho en la primera ronda también daría un gran impulso a Bolsonaro que aparecía 10-15 puntos porcentuales por detrás de Lula según las encuestas antes de la votación.
Bolsonaro ha cuestionado las encuestas que lo mostraron derrotado frente a Lula en la primera vuelta, porque no reflejaban el apoyo que vio en la campaña.
El capitán de Ejército en retiro ha puesto en duda repetidamente el sistema de voto electrónico del país sin ninguna evidencia, lo que hace temer que se niegue a aceptar la derrota y que desencadene una crisis institucional.
Los resultados iniciales no siempre captan el panorama completo en las extensas elecciones nacionales de Brasil. En 2014, cuando el Partido de los Trabajadores (PT) de Lula ganó por última vez unas elecciones presidenciales, su ventaja sólo apareció tras dos horas de recuento de votos.
Los resultados del noreste más pobre de Brasil, tradicional bastión del PT, suelen tardar más en llegar al TSE. Hubo informes de largas colas en los colegios electorales que cerraron a las 5 de la tarde (2000 GMT), ya que muchos brasileños acudieron a votar.
Si ningún candidato obtiene más de la mitad de los votos, excluyendo los votos en blanco y los nulos, los dos primeros irán a una segunda vuelta dentro de cuatro semanas.
Algunos sondeos apuntaban a que Lula podría obtener más de 50% de los votos válidos, lo que le permitiría evitar la segunda vuelta contra su acérrimo rival, pero a medida que los resultados se iban conociendo pareció improbable.
Aunque terminó su gobierno de 2003 a 2010 con una popularidad récord, Lula es ahora odiado por muchos brasileños después de haber sido condenado por aceptar sobornos.
El izquierdista fue encarcelado durante las últimas elecciones, pero su condena fue posteriormente anulada por el Tribunal Supremo, lo que le permitió enfrentarse a su rival Bolsonaro este año.
Al votar en Sao Bernardo do Campo, Lula reconoció el dramático giro de su suerte tras un proceso que califica de político.
“Es un día importante para mí”, dijo. “Hace cuatro años no podía votar porque era víctima de una mentira (…). Quiero intentar ayudar a mi país a volver a la normalidad”.