La guerra económica desatada por Donald Trump desde su llegada a la Casa Blanca en enero de este año ha despertado nerviosismo en los consumidores e inversionistas. A mediados de marzo, JP Morgan proyectó que la probabilidad de una recesión en Estados Unidos está en 40%.
Se trata de un avance de 10 puntos porcentuales, pues el economista Bruce Kasman, de JP Morgan, había situado el riesgo en 30% a inicios de este año. El banco prevé un crecimiento de hasta 2% del PIB estadounidense.
Por otro lado, el secretario del Tesoro, Scott Bessent, aseguró que la economía “goza de buena salud y no hay motivos para que Estados Unidos experimente una recesión”; el economista dijo, no obstante, que no se descarta que pueda llegar el ralentizamiento económico.
“Lo que puedo garantizarles es que no hay ninguna razón por la que tenemos que tener una recesión. Estamos viendo algunos datos subyacentes muy buenos”, aseguró.
El economista dijo que EE UU puede enfrentar una “pausa” mientras el gobierno de Donald Trump lograr realizar una transición del gasto público, la cual “se pondrá bajo control”.
Sin embargo, otras personalidades no son tan optimistas. Marc Larsry, fundador de Avenue Capital Group, dijo que las políticas de Trump, en especial las arancelarias, están frenando a los inversores que quieren aprovechar el mercado americano.
“Una economía no puede sobrevivir así. Simplemente lo ralentiza todo y podría llevarla a una recesión. El problema para los mercados es cuando no saben qué hacer”, aseguró.
El viernes anterior S&P Global Ratings en su informe ‘U.S. Business Cycle Barometer’, advertía que las probabilidades de que se produzca una recesión siguen siendo “elevadas”, concretamente, entre el 25% y el 30%, según ha sostenido este viernes
“Esperamos un crecimiento por debajo de la media histórica en los próximos trimestres, dado el signo mixto de los principales indicadores”, ha declarado el economista jefe de S&P Global Ratings para Estados Unidos, Satyam Panday.
Si bien el documento ha destacado que los datos actuales muestran tendencias favorables en el sector del consumo, con una inflación en retroceso y un mercado laboral saneado, también se ha alertado de que cualquier nuevo estímulo procíclico a corto plazo para impulsar el gasto está limitado por el potencial de crecimiento subyacente de la economía.
Además, el sector industrial sigue siendo “débil”. La agencia ha indicado que los principales riesgos que encara la primera potencia mundial son los conflictos en Oriente Medio y un posible repunte de la inflación, lo que amenazaría la esperada relajación de la política monetaria de la Reserva Federal (Fed)