Honduras logró revertir la caída de las remesas familiares y al ocho de octubre reporta 4.202 millones de dólares un aumento de 0,4% en relación a la misma fecha en el 2019 cuando se recibieron 4.185 millones de dólares.
Según el reporte del Banco Central de Honduras (BCH), la recuperación ha sido gradual en los últimos meses y permite fortalecer las reservas internacionales ya que las remesas representan “el 47,5% del ingreso total de divisas”.
Después de las remesas, se reciben divisas por las exportaciones de bienes ($1.836.2 millones), servicios ($1.120.2 millones) y maquila ($911.3
millones, conformado en 62.4% por actividad textil).
Una sorpresa por el Covid: BM
“Una de las mayores sorpresas ha sido en relación con las remesas”, señala el Banco Mundial en su informe sobre costos de la pandemia en Latinoamérica.
Entre países de América Latina y el Caribe, el volumen de remesas siempre es mayor para México. En términos relativos, sin embargo, es más alto para Haití, donde representó el 38,5 por ciento del PIB en 2019, seguido por El Salvador (20,9 por ciento), Honduras (21,5 por ciento), Jamaica (15,6 por ciento) y varios otros países centroamericanos.
“Hace seis meses, Se esperaba que las remesas globales experimentaran la caída más pronunciada de la historia reciente. En el caso de América Latina y el Caribe, la caída promedio para 2020, en relación con 2019, se pronosticó en 19,3 por ciento”, destaca el informe.
De hecho, las remesas cayeron abruptamente en los primeros meses después del brote de Covid-19. En Colombia y El Salvador, la disminución fue del orden del 40 por ciento en abril, en relación con el mismo mes de 2019; en República Dominicana y Honduras rondaba los 30 por ciento.
Pero las remesas se mantuvieron bien en México, y desde junio en adelante han sido más altas que en el año anterior en toda la región, a veces por un margen considerable.
Una posible explicación para este resultado inesperado es que los migrantes y sus familiares en casa hacen decisiones colectivamente, compartiendo recursos de tal manera que el lado de la familia más afectado se vuelva más apoyo del lado que lo está afrontando mejor. Y esto, incluso si ambas partes sufren la crisis, algo que es difícil de capturar en los modelos estándar utilizados para pronosticar remesas a nivel mundial.
La mayoría de los migrantes de América Latina y el Caribe viven en los EE UU y muchos de ellos trabajan en la construcción y el comercio minorista de alimentos, dos sectores que podrían continuar su actividad durante los encierros.
Inmigrantes legales a EE UU también se benefició de los pagos de estímulo para hogares de bajos ingresos, que aumentaron el consumo gastando mucho.
“Es probable que el lado estadounidense de las familias latinoamericanas y caribeñas con los migrantes se las arregló relativamente bien y, por lo tanto, fue capaz de proporcionar un apoyo extraordinario a la espalda lateral casa durante la crisis”, concluye el BM.