La candidatura liderada por Alberto Núñez Feijóo del Partido Popular (PP), ganó con holgura el juego de escaños en las elecciones generales celebradas este domingo en España al lograr 136 diputados, 47 más que los que cosechó en los comicios de 2019.
Sin embargo, un escrutinio muchísimo más ajustado de lo esperado inicialmente deja los dos principales bloques políticos quedaron casi empatados en número de votos, complicando la formación de Gobierno y amenazando a España con el bloqueo político.
Al PP no le darán los números necesarios para lograr la mayoría en el Congreso, fijada a partir de los 176 sillones, ni siquiera tras haber canalizado los votos de Ciudadanos. Tampoco le bastará con el apoyo de Vox, que con el 99% escrutado se hunde hasta los 33 congresistas tras perder 19 respecto a los comicios de 2019.
Feijóo, en lo alto del balcón de la sede del PP de la calle Génova, reivindicó aun así el domingo por la noche su derecho a intentar formar Gobierno por representar la lista más votada. “Me hago cargo de iniciar el diálogo para formar Gobierno y pido que nadie tenga la tentación de volver a bloquear España”, afirmó evidenciando la frustración de una formación que hace apenas unas semanas aspiraba a lograr 168 diputados.
Al otro lado se encuentra el bloque de las izquierdas, que aguanta el embate y tiene opción de revalidar Gobierno de coalición, aunque para ello necesitaría el apoyo directo e indirecto de los partidos nacionalistas y soberanistas de todo el arco parlamentario, con toda la incertidumbre que ello supondría para una nueva legislatura.
El PSOE del presidente Pedro Sánchez pasa a ser segunda fuerza y gana dos diputados hasta los 122, un resultado mucho más que positivo para los socialistas, a los que las encuestas llegaron a situar en varios momentos de la campaña electoral por debajo de la barrera psicológica de los 100 representantes.
La recién nacida Sumar de Yolanda Díaz se hace con el espacio de Unidas Podemos y se convierte en cuarta fuerza con 31 diputados, aunque pierde fuerza en comparación con los resultados que cosechó la formación morada en 2019. Desde Ferraz, Sánchez celebró el “fracaso” de las derechas y sacó pecho de que el PSOE ha mejorado en votos entre cánticos de “no pasarán”. Díaz, por su parte, celebró que “hoy tenemos un país mejor”.
El baile de cifras, a la espera de que lleguen los primeros contactos entre los partidos para empezar a convalidar y sellar apoyos, deja un panorama polarizado y de aparente ingobernabilidad.
El bloque de las derechas (PP y Vox) suma 169 diputados, una cifra que imposibilitaría a Feijóo formar Gobierno por su dependencia de la extrema derecha y el recelo que esta suscita en el resto de los partidos.
El PSOE y Sumar tienen en conjunto 153 diputados, que si se suman a ERC, Bildu, PNV y BNG se quedan en los 172. Por eso, además del apoyo de todos los soberanistas, el bloque de la izquierda necesitaría también la abstención los siete diputados de Junts, formación que avanzó al poco de conocerse los resultados definitivos que no hará presidente a Sánchez “a cambio de nada”.
Más allá de las cuatro grandes formaciones, si hay un partido que se puede dar como gran perdedor es ERC, que ha pasado de contar con 13 diputados en la Carrera de San Jerónimo a solo lograr 7. A Cataluña, precisamente, debe Ferraz gran parte de su buen resultado nacional, ya que el PSC alcanza nada menos que 19 diputados, siete más que hace cuatro años. Sumar también tendría siete representantes, los mismos que los republicanos y Junts (uno menos). Sin Ciudadanos en la ecuación, el PP pasa de dos a seis y Vox mantiene sus dos escaños. La CUP se quedaría sin apoyos.
En el otro gran territorio nacionalista, el País Vasco, el PSE con cinco diputados, los mismos que PNV y Bildu (que suma otro más por Navarra). El PP consigue dos escaños (frente a uno en 2019) y Sumar, solo uno. En Sevilla y Extremadura, otros feudos socialistas, el PSOE se mantuvo.