La calificadora de riesgos, Moody’s, informó este martes que redujo a negativa la calificación del sistema bancario en Estados Unidos, luego de estar en estable. Esto, luego de la crisis financiera que afronta el país norteamericano por el desplome a la quiebra del Silicon Valley Bank (SVB) y el Signature Bank, además, de la caída parcial de las acciones de los bancos regionales.
“Hemos cambiado de estable a negativa nuestra perspectiva sobre el sistema bancario estadounidense para reflejar el rápido deterioro en el entorno operativo luego de las corridas de depósitos en Silicon Valley Bank (SVB), Silvergate Bank y Signature Bank y las quiebras de SVB y SNY”, dijo Moody’s en un informe.
La firma, que es parte de los tres grandes servicios de calificación, dijo que estaba tomando la medida a la luz de tres fallas clave que llevaron a los reguladores a intervenir el domingo con un plan de rescate dramático para los depositantes y otras instituciones afectadas por la crisis.
Sin embargo, esta no es la primera medida que toma la calificadora para hacerle frente a la crisis financiera y bancaria en EE UU. Moody’s también advirtió que había rebajado o colocado en revisión para rebajar la calificación de siete instituciones individuales de Estados Unidos.
Todo esto a pesar que el Gobierno de Biden vienen calmando los mercados con mensajes de tranquilidad y a que la Fed viene auxiliando al sector. Por ejemplo, la Reserva Federal estableció un mecanismo para garantizar que las instituciones afectadas por problemas de liquidez tuvieran acceso a efectivo. El Tesoro respaldó el programa con $25.000 millones en fondos y prometió que los depositantes con más de $250.000 en SVB y Signature tendrían acceso completo a sus fondos.
Pero, para Moody’s, el riesgo es aún latente. Dice que otros bancos con pérdidas no realizadas o depositantes sin seguro aún podrían estar en riesgo.
“Los bancos con pérdidas sustanciales de valores no realizadas y con depositantes estadounidenses no minoristas y sin seguro aún pueden ser más sensibles a la competencia de los depositantes o la fuga final, con efectos adversos en el financiamiento, la liquidez, las ganancias y el capital”, señala el informe.