Latinoamérica y el Caribe dejarán de recibir $18.000 millones en remesas en 2020

A pesar de la crisis pro el Covid-19 y los costos, se recupera flujo de remesas

Los años de crecimiento de las remesas en América Latina y el Caribe han finalizado. La expansión del Covid-19, que ya registra supera los 100.000 casos en la región, ha sido el detonante para que estos giros terminen el año en terreno negativo con un desplome de -19,3%, según estimaciones del Banco Mundial.

Esta caída se traduce en que los países que van desde México hasta Argentina dejarán de percibir más de $18.000 millones en términos de remesas en 2020, ya que pasaron de recibir alrededor de $96.000 millones en 2019 a tener previsto el cobro de $77.000 millones este año, de acuerdo con las proyecciones del organismo multilateral.

La reducción de las transferencias de los trabajadores desde el exterior hacia sus hogares natales afectará a las naciones en diferentes magnitudes, siendo los territorios más pequeños los más impactados, como es el caso de Haití, Honduras, El Salvador y Jamaica, donde las remeses equivalen a 37,1%, 22%, 21% y 16,4% de su PIB, respectivamente.

Las autoridades del Banco Central de Honduras proyectan una baja de 1.000 millones de dólares para este año.

La caída que registrarán las remesas en los países de la región se debe principalmente al aumento de la tasa de desempleo en economías como la estadounidense, ya que “el impacto de las pautas de distanciamiento social y el aislamiento han afectado gravemente los empleos en el comercio minorista, la hospitalidad y los servicios, en los que un gran porcentaje de los migrantes provenientes de América Latina están empleados actualmente”, señala el informe del Banco Mundial.

Para tener una idea del impacto del Covid-19 en las remesas que van dirigidas especialmente a Centro América y el Caribe, los expertos del organismo internacional señalaron que de los 701.000 empleos no agrícolas que se recortaron en marzo, dos tercios corresponden a los sectores de ocio y la hospitalidad, es decir los segmentos que concentran a los mayores empleadores no agrícolas de migrantes mexicanos y centroamericanos.

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