El crecimiento de la economía mundial pasará del 3,1% este año al 2,2% en 2023, antes de repuntar al 2,7% en 2024, indicó la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) en sus últimas previsiones.
En un contexto de guerra en Ucrania, “el crecimiento está a media asta, la elevada inflación es persistente, la confianza se ha degradado y la incertidumbre es alta”, constata la organización con sede en París.
Para su economista jefe interino, Álvaro Santos Pereira, “la economía mundial vive su crisis energética más grave desde los años 1970”, que disparó la inflación “a niveles inéditos en varias décadas” y lastró el crecimiento.
El aumento de precios debería alcanzar un 8% de media este año en los países del G20, que reúne las principales economías del planeta, antes de caer a un 5,5% en 2023 y en 2024, según las proyecciones de la OCDE.
El escenario más probable para el próximo año “no es una recesión mundial, sino una clara desaceleración de la economía mundial, así como una inflación que sigue siendo alta pero que cae en muchos países”, explica Santos Pereira.
Respecto a América Latina, el informe estima que sus principales economías se comportaron “mejor de lo esperado en 2022, especialmente por los exportadores de alimentos y energía”, pero que el repunte perderá “fuerza” en 2023 y 2024.
La OCDE lo justifica en un endurecimiento de la coyuntura, la retirada de ayudas fiscales y un abaratamiento de las materias primas. Sobre la inflación, esta “retrocederá gradualmente” tras acercarse “probablemente” a su máximo actualmente.
La organización económica aboga por continuar con un endurecimiento de la política monetaria para “combatir la inflación” y considera que el apoyo fiscal “debe ser más específico y temporal”. “Acelerar la inversión para adoptar y desarrollar fuentes de energía y tecnologías limpias será crucial para diversificar la oferta y garantizar la seguridad energéticas”, agrega el economista.
La OCDE representa el 60% de la producción económica mundial.