La inflación es una realidad en Estados Unidos y las recientes cifras lo confirmaron. El IPC (Índice de Precios al Consumidor) en la principal economía del mundo subió 0,6% en marzo respecto al mes anterior, siendo sobre 0,5% esperado por los analistas y alcanzando el indicador su máximo desde 2012.
El Departamento de Trabajo informó que respecto a marzo del año pasado la cifra subió 2,6% superando en un punto la cifra más alta desde agosto de 2018. Con esto se siguen acumulando evidencias de presiones inflacionarias en momento en que la economía busca salir a flote y aumenta la demanda.
Excluyendo del análisis los componentes volátiles de alimentos y energía, el denominado IPC subyacente sufrió un alza de 0,3% desde febrero, reflejando el aumento de los precios de los arriendos y de seguros de autos, con lo que el dato llegó a su máximo en siete meses. El aumento interanual, en tanto, experimentó un incremento de 1,6%.
En el detalle, los precios de la bencina implicaron la mayor contribución al aumento mayor al esperado de marzo, con un alza de 9,1% el mes pasado, lo que a su vez equivale a más o menos la mitad del aumento total del índice.
Además, la vivienda, cuyos precios equivalen a más o menos un tercio del IPC general, aumentó su costo 0,3% en marzo, la mayor ganancia mensual en más de un año, o sea desde febrero del año pasado, de la mano del mayor incremento en el costo de alojamiento en hoteles en 20 años.
En el plano de los alimentos, el ítem sufrió un alza de 0,1% en marzo, pero de 3,5% en todo el año. Dada la naturaleza de la pandemia y el alza de los deliverys, dicha categoría subió 3,3%,mientras que la comida fuera de casa aumentó 3,7%, y las llamadas “comidas de servicios limitados”, que contemplan comida para retirar, para llevar y a domicilio, subieron 6,5%, el mayor aumento anual desde que hay registros hace 25 años.