En un clima de desconfianza en lo que será el último año de la administración del presidente Jimmy Morales, el pleno del Congreso de Guatemala aprobó el proyecto de presupuesto de ingresos y egresos por 87.715 millones 64.000 quetzales para el ejercicio fiscal del 2019.
El gasto empezará a regir en medio de la campaña política electoral, por lo que persiste la crítica de que el plan fue diseñado con fines clientelares y no para resolver las necesidades de desarrollo de los guatemaltecos.
En términos económicos, se continuará con la práctica de incrementar la deuda pública, con la adquisición de bonos del Tesoro, gasto que será destinado en su mayoría a funcionamiento público y no a inversión social.
Calidad del gasto en duda
Más que un monto numérico del presupuesto, la parte crítica sigue estando en la formulación de un plan de gastos destinado a la mala calidad del gasto y de las inversiones, que es un problema estructural, opinó Ricardo Barrientos, del Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales (Icefi).
Añadió que un endeudamiento público y un déficit fiscal con el estado actual de las carreteras, con malos indicadores de salud, educación y seguridad, es donde está lo malo de la aprobación.
Aunque es bueno para la estabilidad, en el país se le está dando mayor importancia al pago del servicio de la deuda pública en intereses y comisiones que invertir en educación, salud y seguridad, comentó.
El presupuesto siempre tendrá lo malo que será la calidad del uso de los recursos públicos, dijo. “La mejor forma de reducir el déficit fiscal no es el recorte del gasto, sino que la SAT debe reducir la evasión, informalidad, subir la carga tributaria y controlar al sector ganadero y agropecuario”, añadió.
Tendencia de deuda
El presupuesto que aprobó el Congreso continuará con un ciclo de incremento de la deuda pública, sin posibilidad de disminuir por las amortizaciones y con la práctica insostenible del funcionamiento, explicó Érick Coyoy, analista de la Asociación de Investigación de Estudios Sociales (Asíes).
Para el otro año no hay capacidad de generar ingresos, por lo que se mantendrá un déficit fiscal del 2,5% —gastos programados por el Estado que superan los ingresos—.
Aunque desde el 2013 el déficit fiscal ha sido bajo, ahora existe margen para un endeudamiento mayor con una perspectiva de que siempre habrá deuda y nunca se habla de evitar el endeudamiento.
“Con la colocación de bonos del tesoro es más fácil de conseguir, pero con tasas mayores y nunca se amortiza el capital”, aseguró Coyoy.
En agosto de este año, el saldo total de la deuda pública —interna y externa— ascendía a Q142 mil 109.84 millones, y supone 24,1% del producto interno bruto.
El Legislativo votó por las enmiendas que consensuó antes la mesa técnica del presupuesto.
Una de las enmiendas que más llamó la atención fue una que aprobó la creación de un nuevo artículo para “proyectos de inversión en gobiernos locales”.
El cambio estipula que se financiarán “gastos orientados a proyectos que no forman capital fijo”, pero no precisa rubros en pleno año electoral.