El personal técnico concluyó la misión del Artículo IV y deja varias recomendaciones
La recuperación económica de Honduras ha sido notable, destaca la misión del FMI, pero las condiciones sociales siguen siendo frágiles, y existen importantes riesgos de deterioro de las perspectivas a corto plazo, sobre todo debido a la actual sequía, que está afectando al sector agrícola y la producción de energía.
La misión técnica que revisó las cifras macroeconómicas del Artículo IV (obligatorio para los países miembros), no se refirieron a la posibilidad de negociar un nuevo Acuerdo.
Sin embargo, si opinaron sobre las proyecciones de crecimiento de la economía, medida por el Producto Interno Bruto (PIB), rebajando el 3,7% proyectado en abril, a 3% para el cierre de este año. El Programa Monetario del BCH proyecta entre 3,5% y 4%.
Ricardo Llaudes, quien encabezó la misión, declaró que “La recuperación de Honduras tras la pandemia y dos tormentas tropicales ha sido admirable. El PIB real se encuentra ahora por encima de los niveles previos a la pandemia y las presiones inflacionarias han ido disminuyendo gradualmente”.
La fuerte recuperación comenzó a perder impulso a finales de 2022 debido a la disminución del crecimiento de los principales socios comerciales, lo que ha reducido la demanda de exportaciones hondureñas.
Destacó el apoyo estatal a los pequeños productores agropecuarios y el refuerzo de sus programas de asistencia social focalizadas, entre ellos Red Solidaria (antes Vida Mejor), para proteger a los más vulnerables. “No obstante, las condiciones sociales siguen planteando desafíos, ya que los niveles de pobreza, desempleo e inseguridad alimentaria se mantienen elevados”, añade la declaración.
“En un contexto de reducción de la actividad mundial y presiones continuas en el sector energético, se prevé que el crecimiento del PIB real disminuya a alrededor del 3 por ciento en 2023 debido a la disminución de las remesas, un entorno externo menos favorable y el impacto de la sequía, que ya está afectando a la producción agrícola y energética“.
Déficit y la reforma fiscal y energética
Se espera que la inflación continúe su tendencia a la baja, respaldada por una normalización de los precios de los alimentos, y que “el déficit en cuenta corriente se amplíe hasta cerca del 5 por ciento del PIB“, a causa de la desaceleración del crecimiento de las remesas y la evolución desfavorable de los precios mundiales.
Los niveles de incertidumbre mundial y nacional siguen siendo elevados y persisten importantes riesgos de deterioro de la situación, sobre todo a corto plazo. La sequía actual podría ser más grave y prolongada de lo previsto, lo que tendría graves repercusiones en la producción agrícola, el suministro de energía y las condiciones sociales.
Una desaceleración más acusada de la economía estadounidense, sobre todo en el mercado laboral, y un mayor endurecimiento de las condiciones financieras mundiales afectarían a las remesas y a la actividad interna.
“Honduras sigue enfrentando problemas sociales y estructurales de larga data, motivo por el cual sigue siendo uno de los países más pobres y con mayor desigualdad del Hemisferio Occidental: en torno a una cuarta parte de la población presenta alto riesgo de inseguridad alimentaria”.
Los cuellos de botella estructurales, en especial en el sector energético, sumados a las limitadas oportunidades económicas formales, sofocan la inversión y alimentan la migración. Además, Honduras sigue siendo uno de los países más vulnerables del mundo a las catástrofes climáticas y tiene importantes necesidades de inversión en adaptación. Para abordar tales desafíos hace falta tiempo y un enfoque integral que fomente la diversificación económica y la inclusión social.
Inversión, impuestos
“Las políticas a corto plazo deben tener por objetivo anclar la estabilidad macroeconómica, creando a la vez espacio fiscal para facilitar a una expansión de la inversión y el gasto social, garantizando la sostenibilidad del sector energético, respaldando el actual proceso de desinflación y reduciendo las presiones en el mercado cambiario”, advierte el organismo internacional.
Seguirá siendo esencial mantener una gestión fiscal prudente para poder abordar los retos sociales y estructurales de Honduras, preservando a la vez la sostenibilidad de la deuda. El gasto debería reorientarse hacia una mayor inversión en infraestructura (represas, carreteras, hospitales y escuelas) y programas sociales bien focalizados, como el emblemático programa Red Solidaria.
Esfuerzos continuos de movilización de ingresos públicos para ampliar la base tributaria y reforzar la eficiencia de la recaudación de ingresos respaldará estos esfuerzos. En este sentido, una amplia reforma tributaria, debatida estos días en el Congreso, permitiría hacer frente a las numerosas exoneraciones al impuesto sobre la renta y salvaguardaría al mismo tiempo la competitividad de Honduras.
“Si se aprueba, será esencial que la reforma se aplique de forma transparente y previsible, como se establecería en las regulaciones correspondientes. El FMI está preparado para apoyar este proceso“, dice el FMI sobre la nueva Ley de Justicia Tributaria.
Ante los graves efectos de la sequía actual, que ha restringido la producción de energía y ha obligado a realizar cortes de electricidad programados, deben adoptarse con rapidez y firmeza medidas que garanticen la sostenibilidad del sector energético y limiten el impacto sobre la actividad económica y las personas más vulnerables.
Una pronta identificación de nuevas fuentes de energía será esencial para satisfacer la creciente demanda interna y limitar los efectos en el ámbito fiscal y de balanza de pagos. Asimismo, es importante que la ENEE reintegre con éxito las actividades de suministro, dado que el contrato de externalización a una empresa privada está terminándose.
La mayor coherencia entre las políticas monetaria y cambiaria repercutirá positivamente en la estabilidad interna y externa del lempira, en el marco del régimen de banda móvil de Honduras. “La implementación de la política monetaria del Banco Central de Honduras (BCH) debe sustentarse en los datos, lo cual implica ajustar de forma proactiva el instrumento de política monetaria del BCH—la Tasa de Política Monetaria (TPM)—según la evolución de la tasa de interés de los socios comerciales”.
Del mismo modo, el BCH debe velar por que la tasa de ajuste del lempira refleje los fundamentos económicos y los precios relativos de los socios comerciales.