El sector de los carburantes se encuentra inmerso en una revolución que está cambiando las formas de consumo tras la llegada de nuevos agentes.
En una primera fase, el sector ha vivido en los últimos años un auge de las gasolineras desatendidas que ofrecen combustibles mucho más baratos que en los puntos de venta tradicionales.
En Honduras existen gasineras de la empres Tropigas que compite con las grandes distribuidoras en un mercado que prefiere las gasolinas tradicionales.
El precio del galón es la mitad de sus competencia (49.57 lempiras frente a 103 lempiras de la gasolina superior), pero la mayor parte de clientes son taxis y su número no ha crecido.
La llegada de los autos eléctricas han son un sueño en el país, pero una realidad cada vez más cercana por su crecimiento en Europa.
España con dura competencia
Cadenas como Ballenoil, Gasexpress o Petroprix, entre otras, han instalado cientos de instalaciones por España y se han convertido ya en una competencia real de grandes marcas como Repsol, Cepsa o BP en Europa.
Y cuando todavía estas gasolineras low cost no han culminado su expansión, se abre una segunda fase de la revolución en el surtidor con las nuevas tecnologías que buscan acabar con el reinado de la gasolina o del gasóleo.
Aquí destacan, por ejemplo, el Gas Licuado de Petróleo (GLP), el Gas Natural Licuado (GNL) o directamente la electricidad.
En todos los casos, el modelo viene ligado al desembarco de nuevas empresas en el sector de la movilidad. Mientras que el GLP es impulsado por las petroleras tradicionales, el GNL es promovido por Naturgy -antigua Gas Natural Fenosa- y el vehículo eléctrico por grupos como Endesa o Iberdrola, aunque al final todas estas compañías analizan el abanico disponible en el mercado al no existir aún un claro vencedor.
Por ahora la tecnología que lleva la delantera en el reconocimiento por parte del gran público es la eléctrica, si bien el escaso número de puntos de conexión en la vía pública (871) limita su crecimiento. Las grandes eléctricas son conscientes de este obstáculo y por este motivo han dado a la movilidad un lugar prioritario en sus planes estratégicos.
Endesa tiene un plan para instalar 4.000 nuevos puntos de recarga en el país mediante acuerdos con distintos socios comerciales en aparcamientos y centros de ocio y restauración, además de crear una red de hasta 600 electrolineras. Iberdrola, por su parte, tiene previsto abrir 200 de estos multipuntos de recarga antes de que finalice 2019.
La segunda tecnología en liza es el GLP, que está siendo impulsada por Repsol aprovechando su propia red de distribución. Actualmente hay 581 puntos de recarga que aprovechan los mismos conectores de los combustibles actuales.
Por último destaca el GNL, con 57 estaciones de repostaje en España. Esta tecnología está ya muy extendida en el vehículo pesado y ahora quiere dar el salto al turismo ligero de la mano de alianzas con grandes fabricantes.
El GNL ofrece los vehículos más baratos, con una diferencia de en torno a 1.000 euros sobre un coche de GLP y una brecha aún mayor sobre la alternativa eléctrica, según un estudio realizado por la consultora Applus para la asociación AOGLP.
Esta comparativa muestra que el gasto energético -excluido coste del vehículo e instalador del cargador privado- es menor en el coche eléctrico, aunque su menor autonomía le quita parte de ese atractivo. Para un viaje de 591 kilómetros entre Madrid y La Coruña, el informe cifra en 9,58 euros el coste -aunque necesitará dos recargas por el camino-, mientras que con un coche de gasolina ascenderá a 49.1 euros, con gasóleo diésel 28.02 euros, con GLP 30.51 euros y con GNL 37.32 euros, siempre según el estudio.
Los vehículos de energía alternativa suponen hoy un 7,6% del total de ventas, mientras que la gasolina domina el mercado con un 48% de las operaciones aprovechando el descenso del diésel, muy afectado por la polémica sobre sus emisiones contaminantes y la limitación de su circulación en las grandes ciudades.