La FTC considera que la operación de $69.000 millones dañaría a la competencia en el mercado de videojuegos
La Comisión Federal de Comercio (FTC) de Estados Unidos, ha presentado una demanda para bloquear la compra del desarrollador líder de videojuegos Activision Blizzard y sus videojuegos, incluido Call of Duty, por parte del gigante tecnológico Microsoft.
El regulador estadounidense alega que la operación de 69.000 millones de dólares, la mayor de Microsoft y la mayor de la historia en la industria de los videojuegos, permitiría al gigante tecnológico hacer desaparecer a competidores de sus consolas de juegos Xbox y de su negocio de contenidos de suscripción y juegos en la nube, que crece rápidamente.
La decisión se ha tomado por tres votos a uno y es el mayor desafío del regulador contra la consolidación de los gigantes tecnológicos. La FTC, encargada de vigilar la competencia, ha tomado un enfoque agresivo desde que el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, nombró como presidenta de la misma a Lina Khan, que se significó por su oposición al poder de las grandes tecnológicas.
En una demanda publicada este jueves, la FTC señala el historial de Microsoft de adquirir y utilizar valiosos contenidos de juegos para suprimir la competencia de las consolas rivales, incluida su adquisición de ZeniMax, empresa matriz de Bethesda Softworks (un conocido desarrollador de juegos).
Microsoft decidió convertir varios títulos de Bethesda, como Starfield y Redfall, en exclusivos de Microsoft, a pesar de haber asegurado a las autoridades antimonopolio europeas que no tenía ningún incentivo para retirar juegos de consolas rivales.
“Microsoft ya ha demostrado que puede retirar y retirará contenidos de sus rivales en el sector de los videojuegos”, ha declarado a través de un comunicado Holly Vedova, directora de la Oficina de Competencia de la FTC. “Hoy pretendemos impedir que Microsoft se haga con el control de un importante estudio de juegos independiente y lo utilice para perjudicar la competencia en múltiples mercados de juegos dinámicos y de rápido crecimiento”.
Microsoft ofrece un servicio líder de suscripción a contenidos de videojuegos llamado Xbox Game Pass, así como un servicio puntero de streaming de videojuegos en la nube. La compra de Activision estaba considerada la clave para convertir a Microsoft en el Netflix de los videojuegos y por eso despertó reticencias desde el principio. Además, las Xbox Serie S y Serie X de Microsoft son uno de los dos únicos tipos de consolas de videojuegos de alto rendimiento.
Activision es uno de los pocos gigantes desarrolladores de videojuegos del mundo. En su catálogo están algunos de los títulos de videojuegos más emblemáticos y populares, como Call of Duty, World of Warcraft, Diablo, Candy Crush y Overwatch. Tiene un total de 154 millones de usuarios activos mensuales en todo el mundo, según la denuncia de la FTC.
La compra también genera rechazo entre las autoridades de Competencia de la Comisión Europea, ante las que Microsoft no ha ofrecido medidas paliatorias para vencer las reticencias. Los inversores llevan tiempo desconfiando de que la operación se cierre con éxito y las acciones de Activision cotizan muy lejos de los 96 dólares por acción de la oferta de Microsoft.
Microsoft batallará en los tribunales para sacar adelante la operación. “Seguimos creyendo que este acuerdo ampliará la competencia y creará más oportunidades para los jugadores y los desarrolladores de juegos. Nos hemos comprometido desde el primer día a abordar los problemas de competencia, incluso ofreciendo a principios de esta semana propuestas de concesiones a la FTC”, ha señalado Brad Smith, presidente de la compañía en un comunicado. “Aunque creíamos que había que dar una oportunidad a la paz, confiamos plenamente en nuestro caso y agradecemos la oportunidad de presentarlo ante los tribunales”, ha añadido.