Los gobiernos de América Latina deberían brindar apoyo fiscal específico y temporal, para ayudar a las familias pobres a hacer frente a los precios más altos de los alimentos y la energía, así como reducir el riesgo de malestar social debido a la inflación vertiginosa, según el Fondo Monetario Internacional.
En un nuevo reporte del FMI, se ve cómo desde la entidad llevan alertando durante mucho tiempo por abogar por “una dolorosa austeridad”, dicen que en las naciones donde las redes de seguridad social no están bien desarrolladas, los gobiernos pueden implementar medidas temporales para suavizar el traspaso de los crecientes precios internacionales debido a la invasión de Rusia a Ucrania.
Al mismo tiempo, el fondo advirtió sobre el costo fiscal y el potencial de distorsiones.
Desde el comienzo de la guerra, 40% de los países ha introducido nuevas medidas para ayudar a contener los efectos del aumento de los precios en los grupos vulnerables, que van desde reducciones de impuestos y aranceles de importación hasta límites de precios o transferencias sociales, con un costo fiscal promedio estimado de 0,3% del producto interno bruto este año, dijo el FMI.
El impacto de la inflación ya ha provocado protestas en Perú, donde el aumento más rápido del costo de vida en dos décadas provocó disturbios que llevaron al presidente, Pedro Castillo, a imponer un toque de queda en la capital, Lima.
Algunas economías de la región como Argentina, Brasil, Colombia y Chile son importantes productores de alimentos, petróleo y metales. Los países que se benefician de precios más altos para sus exportaciones pueden encontrar más fácil cómo financiar medidas de asistencia social, escribieron funcionarios del FMI en su publicación.
Aun así, “cualquier margen adicional debe usarse con prudencia dados los riesgos inusualmente altos que rodean la recuperación global y la evolución de los precios de los productos básicos, así como los crecientes costos de financiamiento de los gobiernos”, dijeron los analistas de la entidad.
Por ejemplo, cualquier desaceleración adicional en China debido al covid-19 u otras razones podría afectar las exportaciones y el comercio de la región, según lo escrito por Ilan Goldfajn, director del Hemisferio Occidental del FMI y expresidente del banco central de Brasil; Jorge Roldós, asistente de dirección; y Santiago Acosta-Ormaechea, economista sénior del departamento.
Además, los mayores costos de financiamiento nacionales e internacionales resultantes del endurecimiento de la política monetaria de la Reserva Federal podrían afectar las condiciones financieras globales y los mayores costos de financiamiento podrían acelerar las salidas de capital de América Latina, dijo el Fondo.
Economía a la baja
El FMI pronóstico la semana pasada un crecimiento de 2,5% para América Latina y el Caribe para este año. Si bien esa es una mejora marginal en comparación con 2,4% esperado en enero, es la tasa más lenta entre las regiones del mundo, con la excepción de Europa emergente y en desarrollo, que se ve arrastrada por la recesión de Rusia debido a las sanciones occidentales.
A nivel global, la entidad elevó drásticamente su opinión sobre los ingresos inesperados que las naciones exportadoras de petróleo de Medio Oriente y Asia Central obtendrán en 2022, instando a políticas que hagan que sus economías sean menos vulnerables al auge y caída de los precios de la energía.
Los ingresos petroleros en esa región este año alcanzarán los $818.000 millones, un aumento de $320.000 millones con respecto a la evaluación del FMI de octubre, según su perspectiva regional de cierre de abril.