La Inteligencia Artificial (IA) ha revolucionado múltiples industrias, impulsando el desarrollo tecnológico a niveles sin precedentes. Sin embargo, su impacto ambiental es un tema del que se habla poco, a pesar de que su funcionamiento depende de un alto consumo de energía y recursos naturales, como el agua potable.
Toda actividad humana genera un impacto ambiental. Usar el teléfono, trabajar en la computadora, ver una serie en el televisor, hacer un viaje en carro o avión, son actividades que generan una huella de carbono y consumo de recursos. Por esto, es importante entender que usar la Inteligencia Artificial (IA) también produce impacto en el ambiente. Si ya teníamos dudas sobre los alcances de la IA, una nueva preocupación se suma.

Así se usa energía y agua potable para mantener las IA
Es importante comprender que las mayores emisiones globales se concentran en como sectores energía, transporte, industria, construcción, agricultura, etcétera. Aunque la IA se encuentra en el sector tecnológico, su uso depende directamente de la energía eléctrica.
Procesar datos, entrenar las AI y mantener los servidores activos son algunas de las actividades de alto consumo de agua dulce y energía de esta industria. Por un lado, los centros de procesamiento de datos usan electricidad de plantas de energía que requieren grandes torres de refrigeración que convierten el agua en vapor emitido a la atmósfera. Por el otro, los cientos de miles de servidores de estos centros deben mantenerse fríos, pues la electricidad que se mueve a través de semiconductores genera calor continuo.
Un estudio de la Universidad de California, Riverside en 2023, mostró que el uso de agua potable para entrenar las IA de ChatGPT en Estados Unidos fue de 700.000 litros en un año. Pero los estimados a futuro son más preocupantes. El mismo estudio indica que la demanda mundial de IA puede llegar a ser responsable de 4.2 a 6.6 mil millones de metros cúbicos de agua para 2027, lo que sería aproximadamente la extracción anual total de agua de Dinamarca o la mitad del Reino Unido.
A nivel individual, el impacto también es significativo. El mismo estudio reveló que cada diez consultas realizadas a una IA como ChatGPT consumen el equivalente a una botella de agua de 500 ml. Con una media de más de 10 millones de consultas diarias a finales de 2023, el consumo acumulado alcanza el millón de botellas de agua cada día.
¿Cómo reducir el impacto ambiental de la IA?
En una era dominada por la digitalización, la idea de “la nube” ha generado la percepción errónea de que los datos existen en un espacio inmaterial. En realidad, esta infraestructura requiere vastos recursos físicos que dejan una huella ecológica considerable cada que hacemos una consulta desde la comodidad de nuestros teléfonos.
El principal desafío radica en encontrar soluciones energéticas sostenibles que reduzcan la dependencia de fuentes contaminantes y minimicen el consumo de agua. La transparencia en el uso de recursos por parte de las empresas tecnológicas es clave para que la sociedad pueda exigir medidas concretas en favor del medio ambiente, se debe exigir que las corporaciones responsables rindan cuentas de manera transparente sobre su uso de recursos e implementen medidas que mitiguen el impacto ambiental.
Asimismo, la concienciación individual juega un papel fundamental. Comprender el costo ambiental del uso indiscriminado de la tecnología permite tomar decisiones más responsables y fomentar cambios que contribuyan a la mitigación del impacto ecológico.
Aunque el camino hacia una IA más sostenible es largo, es imprescindible reconocer que el equilibrio entre innovación y sostenibilidad es una responsabilidad compartida entre empresas, gobiernos y usuarios.