El Banco Central Europeo (BCE), comenzó el giro de timón en el proceso de vigilancia de los bancos de la región. El supervisor hace una revolución integral de los procesos que utiliza para fijar los montos de capital de las entidades y revisar su solvencia con el objetivo de que sea más eficiente y robusto frente a los nuevos desafíos que afronta la banca.
“Impulsados por cambios estructurales, nuevos riesgos y shocks externos, los cambios apuntan a hacer que sea más eficiente y efectivo”, expresó Claudia Buch, presidenta del Consejo de Supervisión bancaria del BCE.
En este marco, el banco central pasa a realizar un examen más corto y focalizado en aspectos particulares en función de las prioridades supervisoras. Además, las evaluaciones podrán ser plurianuales, teniendo una dimensión de continuidad y acercándose más a la supervisión en tiempo real que a una revisión estanca de las variables de solvencia y liquidez de las diferentes entidades de la zona euro.
“Seguiremos evaluando los riesgos de las entidades de forma holística, pero nuestros equipos darán prioridad cada año a módulos específicos y evaluarán el resto en un momento posterior de conformidad con el marco de tolerancia al riesgo”, expresa el BCE.
Multas y sanciones
El BCE también hará un mayor uso de las diferentes herramientas de las que dispone, como recomendaciones, multas y sanciones periódicas, en lugar de centrarse tanto en los recargos de capital como hasta ahora.
El supervisor revisará las metodologías de cálculo del colchón de capital que impone a los bancos por su riesgo individual (Pilar 2R) para que tener más en cuenta los riesgos emergentes, un proceso que se extenderá hasta 2026.
Por último, el BCE hace un guiño a los bancos más pequeños, a los que el peso de la supervisión les supone un mayor esfuerzo en términos de negocio, y “simplificará la presentación de información interna” para estas entidades.
Estos cambios suponen el primer gran giro en la interacción entre la institución y la banca desde la creación del organismo a finales de 2014. Desde entonces hasta mediados de 2021, el BCE ha impuesto a la banca alrededor de 28 millones de euros en multas, cifra que ha conseguido igualar en tan sólo los dos últimos años.
Las medidas anunciadas se irán implementando a lo largo de la segunda mitad de 2024 y estarán listas para el proceso supervisor de 2026. Esta revolución se produce después de que, el año pasado, un grupo de expertos, del que formaba parte Fernando Restoy, exsubgobernador del Banco de España- analizara cómo mejorar el proceso de supervisión a la banca.
Sus recomendaciones se han seguido prácticamente al pie de la letra cinco meses después de la toma de posesión de Buch como máxima supervisora del BCE, aunque su predecesor, Andrea Enria, ya había anticipado la predisposición a implementar estos cambios.
En su comunicado, el BCE pone especial énfasis en destacar que las modificaciones no aligerarán la carga de la supervisión bancaria, sino que la harán más eficaz.