La segunda revisión del PIB de Estados Unidos en el primer trimestre es aún peor que la primera. La riqueza de la primera caída del mundo cayó un 5% por los efectos del coronavirus, frente al 4,8% de la lectura inicial, poniendo de manera abrupta punto y final a once años de bonanza.
La mayor potencia del mundo llevaba creciendo de manera ininterrumpida desde marzo de 2009, cuando logró remontar después de dieciocho meses, el periodo más largo desde la Segunda Guerra Mundial. Entonces, el patrón económico llevaba el nombre de Lehman Brothers. Hoy, tiene la identidad del covid-19, responsable de una pandemia sin precedentes y de consecuencias aún inciertas que ha hecho estragos en todo el mundo.
La bonanza de la que disfrutaba Estados Unidos desde 2009, la más larga que ha vivido nunca, ha sido lenta, pero sostenida, hasta alcanzar un mercado laboral en pleno empleo, un nivel de paro menor del 4%, una inflación controlada en el entorno del 2% y un crecimiento del PIB también superior al 2%.
Una crisis de emergencia de salud internacional ha roto los cimientos del crecimiento de manera inesperada y justo cuando Donald Trump pretende revalidar en noviembre su cargo de presidente con el rédito de la economía.
La caída del 5% de la riqueza estadounidense en los tres primeros meses de 2020 es la mayor desde el cuarto trimestre de 2008 y supone la punta del iceberg de lo que está por venir. Para el segundo trimestre, afectado por medidas de confinamiento totales y el cierre de negocios y fronteras, el desplome podría superar el 30%, con un nivel de desempleo de más del 20% que acercaría al país al periodo más negro de la Gran Depresión.
El paro en el país también está disparado. Más de dos millones de personas se apuntaron al subsidio de desempleo durante los últimos siete días. Supone la décima semana consecutiva que se supera esa cifra y eleva a 40 millones el número de personas que buscan acogerse a las ayudas del paro desde el 21 de marzo, días después de que estallara la crisis con toda su virulencia.