Con un abstencionismo del 28%, Emmanuel Macron obtiene la victoria sobre la líder de extrema derecha Marine Le Pen en las elecciones presidenciales francesas en una plataforma pro-empresarial y pro-Unión Europea, reforzando al bloque en medio de su peor crisis de seguridad en décadas.
Las cinco principales encuestadoras de Francia ponen a Macron como el ganador tras obtener 58% de los votos en la segunda vuelta del domingo en comparación con 42% de Le Pen. El centrista de 44 años se convierte en el primer titular en ganar un segundo mandato desde Jacques Chirac hace dos décadas.
En medio de su discurso a los pies de la torre Eiffel en París, Macrón prometió un método renovado para dirigir al país tras un primer mandato marcado por las protestas. Aseguró que “a partir de ahora, ya no será el candidato de un campo, sino el presidente de todos”.
En una repetición de la carrera de 2017 entre los candidatos, los votantes franceses se enfrentaron a una elección entre dos visiones muy diferentes. Con la campaña moldeada por la guerra en Ucrania, la promesa de Macron de convertir a Francia en la piedra angular de una UE más fuerte e integrada se impuso al nativismo y al proteccionismo defendidos por Le Pen.
El resultado es una buena noticia para los inversores que habían pronosticado que una victoria de Le Pen generaría un impacto en los mercados de la magnitud del voto del Reino Unido para abandonar la UE o la elección de Donald Trump en los EE UU.
Sin embargo, el margen de la victoria es mucho más estrecho que la última vez, cuando Macron venció a Le Pen por más de 30 puntos. El aumento del apoyo a su programa nacionalista refleja un país amargamente dividido. El desafío de Macron en los próximos cinco años será cerrar esas brechas y reunir apoyo para sus planes de hacer que el país sea más competitivo mediante la revisión de políticas sociales como las pensiones y la mejora de los fundamentos económicos del país.
Cuando Macron se convirtió en el jefe de Estado francés elegido más joven en 2017, fue visto como un soplo de aire fresco y un baluarte contra la creciente ola de populismo iliberal. Pero la admiración se convirtió en resentimiento. El ex banquero de inversiones educado en las instituciones más elitistas de Francia luchó por conectarse con los votantes menos acomodados. Se ganó una reputación de frialdad y arrogancia, y llegó a ser conocido como el “presidente de los ricos”.
Sin duda, Macron obtuvo la aprobación por su manejo de la pandemia. La economía francesa se está recuperando más rápido que los principales pares europeos y hasta ahora ha protegido a familias y empresas de lo peor del choque inflacionario.
Pero el propio Macron ha reconocido que no cumplió por completo sus audaces promesas iniciales y ha tratado de adoptar un tono más humilde.
La atención se centrará ahora en las elecciones legislativas previstas para junio, cuando Macron defenderá la mayoría parlamentaria que necesita para impulsar su programa.