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Tegucigalpa

Comienza la demolición del Ala Este de la Casa Blanca

Este lunes comenzó la demolición del Ala Este de la Casa Blanca para dar paso a la construcción de un lujoso salón de baile valorado en 250 millones de dólares, una iniciativa impulsada por el presidente Donald Trump como parte de un ambicioso plan de remodelación del histórico edificio presidencial.

Imágenes difundidas por el New York Post muestran que las cuadrillas de construcción ya han desmontado la entrada cubierta que durante décadas recibió a visitantes y delegaciones oficiales. Varias ventanas que dan hacia el Departamento del Tesoro fueron retiradas y la antigua oficina de caligrafía presenta un gran agujero en su estructura.

El Ala Este, construida en 1942 y destinada tradicionalmente a las oficinas de la primera dama, se asienta sobre un refugio antiaéreo de la Segunda Guerra Mundial. Hasta el momento, no se ha confirmado si será demolida por completo.

Desde su retorno al poder en enero, Trump ha promovido una serie de remodelaciones en la Casa Blanca que incluyen la sustitución de baños y mobiliario, así como el diseño de un Arco del Triunfo en Washington. “Siempre he sido un constructor, y ahora estoy construyendo una nación que vuelve a ser respetada”, declaró el mandatario durante una cena con un grupo de empresarios que financian la obra.

El nuevo salón de baile, con capacidad para unas 900 personas, está previsto para inaugurarse en 2026 como parte de las celebraciones del 250 aniversario de la fundación de Estados Unidos. “La Casa Blanca siempre quiso un salón de baile, pero no tenía un agente inmobiliario”, bromeó Trump al referirse a sí mismo como impulsor del proyecto.

De acuerdo con el comunicado oficial, la obra será financiada por el propio presidente y un grupo de donantes privados. El Servicio Secreto será responsable de supervisar las adecuaciones de seguridad. Entre los principales financiadores figura el empresario petrolero Harold Hamm, quien ha sido uno de los mayores aportantes a las campañas del mandatario.

“Los presidentes modernos se han enfrentado a desafíos para organizar grandes eventos en la Casa Blanca, que no ha sido remodelada desde la administración de Harry Truman”, explicó Jim McCrery, director ejecutivo de McCrery Architects, firma encargada del diseño. “Nos honra poder liderar una renovación que preserve su elegancia clásica y su importancia histórica”, añadió.

Con este proyecto, Trump busca dejar su sello personal en la Casa Blanca, reforzando su imagen de empresario y constructor, mientras moderniza uno de los símbolos más emblemáticos de la política estadounidense.

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