El precio del petróleo intermedio de Texas (WTI, en inglés) subió este miércoles un 2,2%, hasta 58,5 dólares el barril, ante la expectativa de que Estados Unidos y la India lleguen a un acuerdo para reducir las importaciones indias de petróleo ruso.
Al término de la sesión, los contratos de futuros del WTI para entrega en diciembre sumaron 1,26 dólares con respecto al cierre de la jornada anterior.
Un acuerdo entre EEUU y la India dificultaría la salida al mercado de crudo ruso, lo que incrementaría la demanda de petróleo de destinos alternativos, en concreto de los países de la OPEP y de Estados Unidos.
Los precios del Texas también se vieron impulsados por la noticia de que las reservas de crudo comercial estadounidense disminuyeron en 961.000 barriles la semana pasada, hasta 422,8 millones de barriles.
Según los analistas, esta cifra refleja una sólida demanda de crudo y alivia el temor de los expertos a que se produzca un exceso de oferta del oro negro.
Esta preocupación estaba alimentada por las previsiones de un mayor bombeo de los grandes países productores, en paralelo a una demanda más débil.
En concreto, los analistas señalaban ayer a reportes de prensa que el Gobierno de Donald Trump planea comprar un millón de barriles de crudo para entrega en diciembre y enero para la reserva estratégica nacional.
El analista Tom Essaye señala hoy en su informe diario Sevens Report que el riesgo de repuntes «repentinos» en el precio del Texas es elevado debido a la «probable acumulación de interés especulativo a corto plazo, combinada con la continua incertidumbre geopolítica y macroeconómica».
Por otro lado, el mercado de crudo también tiene en el punto de mira la creciente tensión comercial entre EE.UU. y China tras las restricciones anunciadas por Pekín a las tierras raras del país norteamericano.
Se prevé que a finales de octubre el presidente Donald Trump se reúna con su homólogo de China, Xi Jinping, en Corea del Sur.
Este miércoles, el secretario del Tesoro de EEUU, Scott Bessent, viajará a Malasia para reunirse con sus contrapartes chinos, en el primer cara a cara desde que Washington amenazara al país asiático con una subida «masiva» de aranceles en represalia.