La previsión de crecimiento del producto interior bruto (PIB) de Japón para el actual año fiscal, que se prolonga hasta el próximo marzo, es de un 0,9%, una revisión a la baja con respecto al 1,3% estimado anteriormente, detalló este viernes el Gobierno japonés.
Esta reducción se debe a un recorte en sus predicciones de consumo, incentivado a su vez por la inflación y los problemas que vienen afectando a la industria automotriz, que ha sufrido en los últimos meses una serie de escándalos en sus pruebas de seguridad.
En su informe de mitad de año, la Oficina del Gabinete japonés redujo a más de la mitad su perspectiva para el consumo privado, una cifra que representa más de la mitad de la economía japonesa, desde el 1,2% al 0,5%, según había previsto en enero.
La cifra actualizada de crecimiento contrasta también con las últimas estimaciones del Banco de japón (BoJ), que en su informe de abril, predecía un crecimiento del 1,2% para el ejercicio de 2024 y un alza del 2,4% en la inflación del país.
El Gobierno japonés esperaba que la subida de los salarios ayudara a frenar los efectos de la inflación, sin embargo, este incremento no se ha producido al ritmo necesario, a lo que se añade la caída del yen, que eleva los costes de las importaciones.
También este viernes se dio a conocer la cifra del índice de precios al consumo (IPC) de Japón para junio, cuando el dato se incrementó en un 2,6% interanual, en el que supone el trigésimo cuarto mes consecutivo de avance del indicador, que lleva ya más de dos años por encima de la meta inflacionaria del 2% del BoJ.
El incremento del indicador, que excluye los precios de los alimentos frescos por su alta volatilidad, muestra una aceleración con respecto al aumento del 2,5% interanual de mayo y del 2,2% de abril, de acuerdo al informe elaborado por la Oficina de Estadística del Ministerio del Interior y Comunicaciones.