Después de tres meses de deflación, el índice de precios al consumo subió un 0,7% en febrero, de acuerdo a las cifras publicadas por la Oficina Nacional de Estadística (NBS) de China. Es la primera vez que sube la inflación desde agosto de 2023.
La segunda economía más grande del mundo registró uno de sus crecimientos más bajos en décadas el año pasado y lucha actualmente contra una prolongada crisis del sector inmobiliario y el creciente desempleo juvenil.
Este es el primer mes con una aceleración de la inflación desde agosto y supone un fuerte contraste con la caída del 0,8% del índice de precios al consumo en enero, la mayor en catorce años.
Los precios suelen aumentar durante el periodo festivo del Nuevo Año Lunar, que este año cayó en febrero. Los que más aumentaron “fueron principalmente los de los alimentos y los servicios”, indicó Dong Lijuan, de NBS, en un comunicado.
Los bajos precios en China contrastan con el resto del mundo, donde la inflación persiste y obliga a los bancos centrales a aumentar los tipos de interés.
La deflación también plantea una amenaza para la economía general, ya que los consumidores tienden a posponer sus compras a la espera de más reducciones.
La falta de demanda puede obligar a las empresas a reducir la producción, congelar la contratación o despedir a trabajadores, además de reducir los precios de sus productos y por tanto su rentabilidad.