Los grandes riesgos que se cernían sobre las economías europeas no eran para tanto o se han capeado mejor de lo esperado. La Unión Europea y la eurozona no van a entrar en recesión este año y crecerán 1% en 2023 (0,8% en las previsiones intermedias de invierno) y al 1,7% en 2024 (1,6% en las de invierno).
Debido a la persistencia de las presiones sobre los precios subyacentes, la inflación también se ha revisado al alza en comparación con el invierno, situándose en el 5,8% en 2023 y el 2,8% en 2024 en la zona del euro.
Según la estimación preliminar de Eurostat, el PIB creció un 0,3% en la UE y un 0,1% en la zona euro en el primer trimestre de 2023. Los indicadores adelantados sugieren un crecimiento continuado en el segundo trimestre.
La visión de un horizonte más despejado de lo esperado es casi generalizada en toda la Unión Europea. Apenas Bélgica y Luxemburgo ven empeorar sus expectativas.
“El modesto crecimiento registrado en el primer trimestre de este año disipó los temores a una recesión este invierno, algo que hace unos meses parecía inevitable”, escribe el director general del departamento de Economía y Finanzas de la UE, Maartin Verwey, en el documento de análisis publicado este lunes. Se refiere Verwey al ligero incremento de actividad, un 0,1%, observado en la eurozona de enero a marzo y al 0,3% del conjunto de la UE.
Y también ha empezado así su presentación pública de estos números el comisario de Economía, Paolo Gentiloni: “La economía europea ha evitado la recesión. Creció en el primer trimestre y está lista para seguir creciendo moderadamente”.
“No es un logro pequeño dada la naturaleza y la magnitud de los golpes sufridos. La gestión de la crisis, la coordinación de las políticas fiscales o el impacto del fondo de recuperación. Todo esto ha contribuido mucho a mejorar mucho el escenario previsto”, ha declarado el político italiano, sacando pecho de la gestión realizada durante la presentación de unas previsiones que por primera vez incluyen a candidatos como Ucrania y Moldavia.
Para la primera, la cifra para este año es de un 0,6% y del 4% para el siguiente ejercicio. Sobre esos shocks y su influencia, Gentiloni ha expuesto que en la dirección positiva están “los precios a la baja de la energía y la resistencia del mercado laboral; en la negativa, “el endurecimiento de las condiciones financiera”, es decir, el aumento de los tipos de interés.
La economía europea ha logrado contener el impacto adverso de la guerra de agresión de Rusia contra Ucrania, capeando la crisis energética gracias a una rápida diversificación del suministro y a un considerable descenso del consumo de gas. Los precios de la energía, notablemente más bajos, están repercutiendo en la economía, reduciendo los costes de producción de las empresas.
Los consumidores también ven reducirse sus facturas energéticas, aunque el consumo privado seguirá siendo moderado, ya que el crecimiento de los salarios es inferior al de la inflación.
Inflación sigue alta
Como la inflación sigue siendo alta, las condiciones de financiación se endurecerán aún más. Aunque se espera que el BCE y otros bancos centrales de la UE se acerquen al final del ciclo de subidas de los tipos de interés, es probable que las recientes turbulencias del sector financiero añadan presión al coste y la facilidad de acceso al crédito, frenando el crecimiento de la inversión y afectando en particular a la inversión residencial.
Tras alcanzar su nivel máximo en 2022, la inflación general siguió disminuyendo en el primer trimestre de 2023, en un contexto de fuerte desaceleración de los precios de la energía. Sin embargo, la inflación subyacente (inflación general excluidos la energía y los alimentos no elaborados) está resultando más persistente.
En marzo alcanzó un máximo histórico del 7,6%, pero se prevé que disminuya gradualmente a lo largo del horizonte de previsión a medida que los márgenes de beneficio absorban las mayores presiones salariales y se endurezcan las condiciones de financiación.
Sobre una base anual, la inflación subyacente en la zona del euro en 2023 se situaría en una media del 6,1%, antes de caer al 3,2% en 2024, manteniéndose por encima de la inflación general en ambos años de previsión.
Este comienzo de año mejor de lo previsto eleva las perspectivas de crecimiento de la economía de la UE al 1,0% en 2023 (0,8% en las previsiones intermedias de invierno) y al 1,7% en 2024 (1,6% en las de invierno). Las revisiones al alza para la zona euro son de magnitud similar, con un crecimiento del PIB previsto ahora del 1,1% y el 1,6% en 2023 y 2024 respectivamente.