Los bancos centrales han disparado las compras de oro hasta situarlas por encima de las 400 toneladas por trimestre, una cuantía que cuadruplica la media histórica y que refleja un desatado apetito. Según los datos que manejan Goldman Sachs y el Consejo Mundial del Oro (WGC, por sus siglas en inglés), las autoridades monetarias acumulan 12 meses de fuertes compras de oro y lo han hecho al mayor ritmo de todo el siglo.
La guerra de Rusia en Ucrania y el repunte generalizado de las tensiones geopolíticas son la principal razón que ha llevado a las instituciones a cargar sus arcas.
“El incremento en las compras de los bancos centrales refleja una demanda por un activo de reserva políticamente neutral”, señalan los expertos de Goldman.
Según los analistas, las compras proceden fundamentalmente de bancos centrales de países con economías consideradas emergentes. Turquía, Uzbequistán y Qatar reportan las mayores compras, aunque otras bancos, como los de Rusia y China, también han incrementado con fuerza sus tenencias, pero han optado por no reportarlo o por hacerlo con bastante retraso, indican. Para el banco de inversión estadounidense, puede tratarse de un cambio de era.
Hacía años que los bancos centrales no compraban oro de forma consistente. La caída del muro de Berlín llevó a la aceptación del dólar como activo de reserva y las instituciones vendieron su oro a manos llenas, con un pico en las 8.000 toneladas por año en el periodo comprendido entre 2008 y 2009.
Ahora muchas economías no quieren tener tanta exposición monetaria a Estados Unidos y vuelven a ver en el oro un recurso atractivo, a pesar de que no genera rendimientos más allá de la revalorización del propio activo.
Incluso el propio Banco Central Europeo (BCE) alerta sobre esta cuestión. Cree que puede ser el comienzo de una etapa de menor dominio para el euro y para el dólar.
Según Christine Lagarde, presidenta de la institución con sede en Fráncfort, “se aprecia un incremento de las tenencias de oro, fundamentalmente en países con vínculos geopolíticos a Rusia y China”.
Por su parte, los bancos centrales de los países desarrollados “no han sido compradores de oro significativos desde 1960”, lo que incluye a la Reserva Federal y al BCE, por más que en EE UU y en Europa sigan estando las mayores reservas de oro, con casi 20.000 millones de toneladas.
La renovada demanda por parte de las autoridades monetarias puede tener importantes implicaciones para el oro, que ya ha visto elevado su precio un 7% este año, hasta los 1.988 dólares por onza.
Según Goldman, si las compras continúan a un ritmo de 400 toneladas por trimestre, el oro podría dispararse hasta un 25% más, mientras que si se moderara a 240 toneladas, el rally sería del 12,5%.