La ciudad de Los Ángeles, en California, alberga a partir de hoy la novena Cumbre de las Américas, un encuentro que realizan de manera periódica los líderes políticos del continente para debatir y definir acciones frente a problemas y desafíos compartidos por la región y avanzar en la integración.
La cumbre, que se hace aproximadamente cada tres años, es la única reunión que convoca a todos los jefes de Estado y de Gobierno elegidos democráticamente de los países de Sudamérica, Centroamérica y Norteamérica, según la información oficial.
En los hechos, no obstante, no siempre han estado presentes todos los líderes del continente, ya sea porque no asisten o porque no son invitados. A la última edición que se celebró en 2018 en Perú, por ejemplo, no asistieron los entonces presidentes Donald Trump y Raúl Castro, y no fue invitado el venezolano Nicolás Maduro.
Este año repiten en ausencias presidenciales de países como Cuba y Venezuela, pero se suman Nicaragua, Guatemala, México y El Salvador. Honduras se hizo presente a través de su Cancillería.
Este año el país anfitrión es Estados Unidos, que también albergó el primer encuentro que tuvo lugar en 1994.
El lema de la cumbre: ”Construyendo un futuro sostenible, resiliente y equitativo”
El proceso de la cumbre trasciende al encuentro. Desde la edición anterior, coordinadores definidos por cada país se han encontrado de manera periódica para planificar la reunión, con el apoyo de organizaciones multilaterales como la Organización de Estados Americanos (OEA), entre otros.
Cada cumbre cuenta con un lema en el que se postulan los temas que estarán en el centro de las conversaciones.
”Construyendo un futuro sostenible, resiliente y equitativo” es el lema de la cumbre de este 2022, que elaboró Estados Unidos con otros de los participantes. Es el resultado, según explica el Departamento de Estado, de las prioridades y preocupaciones que han compartido actores de todo el continente. En este marco se mencionan explícitamente la pandemia del covid-19 y las “grietas que ha dejado al descubierto” a nivel social y económico, la crisis climática, las amenazas a la democracia y la falta de un acceso equitativo a las oportunidades.
En la edición de 2018, en momentos en que seguían vigentes en el continente casos de corrupción como los de Odebrecht, Lava Jato, los papeles de Panamá y Cambridge Analytica, el lema central había sido “Gobernabilidad democrática frente a la corrupción”.
Los Ángeles, la ciudad elegida
La novena edición de la cumbre se celebra en la ciudad de Los Ángeles de California, que tiene la mayor comunidad hispana del país. Se extenderá hasta el viernes 10 de junio.
Algunas cifras destacadas por el Departamento de Estado muestran su diversidad: la población representa a 140 países y se hablan allí más de 220 idiomas. Los Ángeles, afirma el Gobierno, “fomentará un entorno inclusivo para todos los participantes en la Cumbre”.
Además, allí está el puerto más activo del hemisferio occidental y cuenta con ventajas logísticas como su infraestructura de hoteles.
Aunque los políticos son quienes están bajo el foco de atención en el encuentro, el proceso de la cumbre también involucra a jefes de múltiples organizaciones internacionales que van desde la OEA hasta la Organización Internacional del Trabajo, pasando por organismos que trabajan en temas tan diversos como economía, salud y desarrollo.
La sociedad civil, las empresas y sectores de la población históricamente marginados también participan a través de otros mecanismos previstos en el marco de la cumbre.
Este año, el Departamento de Estado organiza tres foros específicos para algunos de estos sectores de la población: en noveno Foro de la Sociedad Civil, la cuarta Cumbre de CEO de las Américas y el sexto Foto de Jóvenes de las Américas. Estos foros oficiales, tal como explica la convocatoria, son “mecanismos críticos para asegurar la acción y la rendición de cuentas”.