El mundo se aleja de alcanzar el ODS en materia de energía en 2030, según cinco organismos internacionales
La brecha mundial de acceso a la energía persiste actualmente con 675 millones de personas sin electricidad y 2.300 millones que dependen de combustibles nocivos para cocinar, lo que señala la necesidad de invertir en energías renovables.
Así se desprende de un nuevo informe elaborado por la Agencia Internacional de Energía (AIE), la Agencia Internacional de Energías Renovables (Irena), la División de Estadística de las Naciones Unidas, el Banco Mundial y la Organización Mundial de la Salud (OMS), y dado a conocer este martes.
Estos organismos son custodios del séptimo Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS), bajo la Presidencia de la OMS, y han publicado la novena edición de ese informe con datos actualizados sobre los progresos realizados en relación con el acceso a la energía, la eficiencia energética, las energías renovables y la cooperación internacional para alcanzar el ODS 7.
Este año se cumple la mitad del periodo fijado para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de aquí a 2030. El ODS 7 consiste en ofrecer a todas las personas energía asequible, segura, sostenible y moderna, incluye dar acceso universal a la electricidad y a la posibilidad de cocinar con combustibles no contaminantes, duplicar los niveles históricos de mejora de la eficiencia y aumentar significativamente la proporción de energías renovables en la combinación energética mundial.
El nuevo informe advierte de que las medidas adoptadas hasta el momento no bastarán para alcanzar a tiempo el ODS 7, aunque se ha avanzado en algunos aspectos, como en el aumento del uso de energías renovables en el sector eléctrico, por lo que, frente a la crisis energética mundial, estos organismos proponen potenciar las energías renovables y mejorar la eficiencia energética.
Nuevo financiamiento
Aunque varios países han aplicado políticas que demuestran el aumento de la inversión a este respecto, las estimaciones de Irena indican que los flujos internacionales de financiación pública en energías no contaminantes hacia los países de ingresos medianos y bajos han disminuido desde antes de la pandemia de covid-19 y que los fondos se destinan a un pequeño número de países.
“Para alcanzar las metas del ODS 7 y asegurarse de que la población se beneficia plenamente de las ventajas socioeconómicas de la transición a las energías sostenibles, se debe reestructurar la financiación pública internacional y buscar nuevas formas de desbloquear la inversión”, apuntan esas agencias internacionales.
Además, el informe señala que la deuda creciente y el aumento de los precios de la energía reducen las posibilidades de lograr el acceso universal a la electricidad y los medios no contaminantes para cocinar. De acuerdo con las previsiones, cerca de 1.900 millones de personas carecerán de acceso a métodos no contaminantes para cocinar y 660 millones no tendrán acceso a la electricidad en 2030 si no se toman nuevas medidas y no se persevera en los esfuerzos actuales.
Estas carencias repercutirán negativamente en la salud de las personas más vulnerables y acelerarán el cambio climático. Según la OMS, 3,2 millones de personas fallecen cada año por enfermedades causadas por el uso de combustibles y tecnologías contaminantes, que aumentan la exposición a niveles tóxicos de contaminantes en el aire de interiores.
Principales conclusiones
Por otro lado, el informe apunta que el 84% de la población mundial disponía de electricidad en 2010, porcentaje que aumentó hasta el 91% en 2021, es decir, más de 1.000 millones de personas lograron ese acceso. Sin embargo, el ritmo de crecimiento fue inferior entre 2019 y 2021 respecto al de periodos anteriores. Aunque la electrificación de las zonas rurales ha sido determinante, siguen existiendo grandes carencias en las ciudades.
Las deficiencias más acusadas se dan en el África subsahariana, que concentra más del 80% de la población mundial sin electricidad (en 2021, 567 millones de personas de la región no disponían de electricidad). Desde 2010 se han registrado pocos progresos en esta región.
Además, el mundo aún está lejos de lograr el acceso universal a métodos no contaminantes para cocinar en 2030. Hay 2.300 millones de personas que siguen utilizando combustibles y tecnologías contaminantes para cocinar, principalmente en África subsahariana y Asia. Por ejemplo, los hogares pueden dedicar hasta 40 horas a la semana a recoger leña y cocinar con ella, y el uso de esta biomasa tradicional impide que muchas mujeres busquen empleo y participen en los órganos locales de decisión y que los niños vayan a la escuela.
Según cálculos realizados por la OMS en 2019, alrededor de 3.2 millones de personas fallecen cada año prematuramente debido a la contaminación del aire en los espacios cerrados generada por el uso de combustibles y tecnologías contaminantes para cocinar.
La proporción de electricidad de fuentes renovables consumida con respecto al cómputo mundial aumentó de un 26,3% en 2019 a un 28,2% en 2020, esto es, se logró el mayor aumento anual desde que se empezó a hacer un seguimiento de los progresos hacia los ODS.
Los esfuerzos por aumentar la proporción de energías renovables utilizadas para la calefacción y el transporte, que representan más de tres cuartas partes del consumo mundial de energía, no bastan para lograr el objetivo de limitar el calentamiento mundial a 1,5 grados en relación a los niveles preindustriales.
La intensidad energética, que mide la cantidad de energía que le es necesaria a cada país para producir un dólar de producto interior bruto, mejoró un 1,8% por año entre 2010 y 2020, un porcentaje superior al 1,2% registrado en décadas anteriores.
Sin embargo, el ritmo de mejora de la intensidad energética se ha ralentizado en los últimos años hasta el punto de que se redujo hasta el 0,6% en 2020, el peor año desde la crisis financiera mundial, si bien puede tratarse de un retroceso transitorio debido, en gran medida, a las restricciones asociadas a la pandemia. Ahora, las mejoras interanuales hasta 2030 deben ser de un promedio del 3,4% para cumplir la meta 7.3 de los ODS.
Los flujos internacionales de financiación pública de las energías no contaminantes en los países en desarrollo ascendieron a 10.800 millones de dólares en 2021, una cifra que se sitúa un 35% por debajo de la media de 2010-2019 y corresponde solo a un 40% de los 26.400 millones alcanzados en 2017. En 2021, 19 países habían recibido el 80% de los fondos que les habían prometido.