La escalada de las tensiones comerciales, el alto endeudamiento y la ralentización de algunas de las mayores economías, como Estados Unidos, China y la zona euro, provocaron una nueva rebaja en las previsiones globales del Banco Mundial (BM), que situó el crecimiento en un 2,6 % este año y 2,7 % el próximo.
Hace seis meses, en sus proyecciones previas, el BM había anticipado un 2,9% de crecimiento para este año y 2,8 % para 2020.
El BM también redujo la proyección directa de EE UU, el principal socio comercial de Honduras y Centroamérica.
“El crecimiento global se ha debilitado desde enero y el impulso sigue siendo frágil. Ha habido una caída en la confianza empresarial, una profundización del frenazo en el comercio global, y una floja inversión en mercados emergentes y en desarrollo”, dijo en una conferencia de prensa telefónica David Malpass, quien asumió la presidencia del BM el pasado abril.
En concreto, el BM apuntó que el crecimiento de Estados Unidos bajará al 2,5 % este año y se desacelerará hasta llegar al 1,7 % en 2020; mientras que el de la zona euro se mantendrá en torno al 1,4 % en 2020-21.
Asimismo, en China se espera que la economía se desacelere del 6,6 % de 2018 al 6,2 % este año, debido a un escenario basado “en un menor comercio global, unos precios de las materias primas estables y la capacidad de las autoridades para calibrar el apoyo monetario y fiscal para encarar desafíos externos”.
El presidente estadounidense, Donald Trump, anunció en mayo una subida de aranceles del 10 al 25% para importaciones chinas por valor de más de $250.000 millones y ha amenazado con imponer un gravamen del 5% a todos los productos procedentes de México.
La otra gran economía emergente asiática, la India, continuará a la cabeza del crecimiento global, y se acelerará del 7,2 % este año al 7,5 % el próximo, según las proyecciones del BM, gracias “al fortalecimiento del crédito en un contexto de política monetaria más expansiva”.
La primera institución de desarrollo mundial agregó más nubarrones en el horizonte económico.
Malpass remarcó que “los elevados niveles de deuda y el escaso crecimiento de la inversión en las economías en desarrollo están impidiendo a los países lograr su potencial”.
Por lo que “es urgente que los países lleven a cabo reformas estructurales importantes para mejorar el clima de negocios y atraer inversión” así como “priorizar la gestión y la transparencia de la deuda”.
Las perspectivas para América Latina tampoco son muy alentadoras, aunque mantiene las previsiones de hace seis meses de expansión del 1,7 %.