Rusia lleva años preparándose para un conflicto en Europa como la invasión a Ucrania o así parece ser. En el 2014, cuando las tropas de Vladimir Putin entraron en Crimea, anexando parte de Ucrania, una primera ronda de sanciones internacionales cayó sobre el Kremlin. Y eso le dejó a Moscú una lección importante.
Desde entonces, Putin ha desarrollado mejores mecanismos de defensa, dejando de depender del dólar y tratando de proteger la economía rusa, según un informe de BBC Mundo.
Sin embargo, un nuevo paquete de medidas restrictivas fueron anunciadas por las potencias occidentales como reacción a la decisión de Putin de invadir Ucrania y previamente a reconocer como “repúblicas independientes” a dos territorios prorrusos de ese país.
“Rusia no podrá hacer dinero de Occidente y no podrá negociar su deuda en nuestros mercados o en mercados europeos”, afirmó el presidente de Estados Unidos, Joe Biden.
Previamente, Berlín había anunciado la suspensión del proceso de aprobación para la entrada en funcionamiento del gasoducto Nord Stream 2, que conecta a Alemania y Rusia, y Reino Unido también adelantó sanciones contra bancos, políticos y entidades rusas.
La Unión Europea, por su parte, comunicó que sancionará a los 351 diputados del parlamento ruso que votaron este martes a favor de reconocer Donetsk y Luhansk como repúblicas independientes, así como a 27 personas físicas y jurídicas.
Tanto Estados Unidos como Europa prometieron más sanciones en caso de que Rusia continúe su escalada contra Ucrania. Pero ¿cuán efectivas pueden ser realmente estas medidas? ¿Está preparada Rusia para evadirlas?
Una Rusia más preparada
La Rusia de hoy no es económicamente la misma que se anexó Crimea hace ocho años. El gobierno de Putin ha acumulado durante estos años enormes reservas de divisas y ha recortado sus presupuestos para mantener su economía y sus servicios gubernamentales en funcionamiento, incluso bajo aislamiento.
Así, ha reorientado el comercio y buscado reemplazar las importaciones occidentales, de forma tal que le sea más fácil evadir las sanciones.
Al punto que, según analistas, el mandatario ruso está en capacidad de mostrar que puede soportar las sanciones por más tiempo de lo que supone Occidente.
El lunes, en una reunión con su Consejo de Seguridad, Putin preguntó a varios ministros qué tan preparada está Rusia para hacer frente a sanciones, a lo que sus funcionarios respondieron que Occidente pondría trabas a Rusia de cualquier forma y que el país estaba preparado para ello.
Para enero de este año, las reservas internacionales del gobierno ruso en divisas y oro estaban en niveles récord, con un valor de más de $630.000 millones.
Esa es la cuarta cantidad más alta de tales reservas en el mundo y podría usarse para ayudar a apuntalar la moneda rusa, el rublo, durante un tiempo considerable.
Solo alrededor del 16% de las divisas de Rusia se mantienen actualmente en dólares, frente al 40% de hace cinco años. Alrededor del 13% ahora se mantiene en renminbi chino.
Mientras que cerca de la mitad de los activos y pasivos externos bancarios totales de Rusia están en dólares estadounidenses, según datos del banco central. Es una disminución aproximada del 80% en el 2002 y el 70% a principios del 2014.
Todo esto está diseñado para proteger a Rusia tanto como sea posible de las sanciones lideradas por Estados Unidos.
Menor dependencia
También ha habido otros cambios en la estructura de la economía rusa. Con el tiempo, el país ha reducido su dependencia de préstamos e inversiones extranjeros y ha estado buscando activamente nuevas oportunidades comerciales fuera de los mercados occidentales.
China tiene una buena parte en esa estrategia. En fechas recientes, Putin viajó a Pekín para participar en la inauguración de los Juegos Olímpicos de Invierno, mientras la mayoría de los gobiernos de Occidente desistieron de enviar a sus funcionarios a la ceremonia en boicot diplomático por los abusos a los derechos humanos en el país asiático.
Y el lunes en la noche, mientras la mayoría de las naciones condenaba en el Consejo de Seguridad de la ONU la decisión de Putin de reconocer como “repúblicas independientes” las zonas rebeldes de Donestk y Luhansk, el gobierno chino fue de los pocos que no se sumó al cuestionamiento y se concentró en llamar al entendimiento “de todas las partes”.
Otros mecanismos
El gobierno de Moscú también ha dado los primeros pasos para crear su propio sistema de pagos internacionales, en caso de que lo corten de Swift, un servicio de mensajería financiera global supervisado por los principales bancos centrales occidentales.
Esta ha sido una de las sanciones que ha valorado Occidente y que solo se ha aplicado una vez en la historia, por lo que no está claro cómo pueda impactar a Moscú o qué alternativas podrá encontrar dada su cercanía a China.
El Kremlin también ha recortado el tamaño de su presupuesto, priorizando la estabilidad sobre el crecimiento, lo que ha significado que la economía rusa ha crecido a un promedio de menos del 1% anual durante la última década, pero puede haberse vuelto más autosuficiente en el proceso.
“Lo que Rusia está haciendo, en efecto, es construir casi un sistema financiero alternativo para poder soportar algunos de los impactos de las sanciones que Occidente podría imponer”, dice Rebecca Harding, directora ejecutiva de Coriolis Technologies.
“Pero habrá algo de dolor a corto plazo en todo esto y la vulnerabilidad del sistema ruso radica en que tiene una red muy delgada extendida por todo el mundo”, agrega.
Intereses estratégicos
Los expertos coinciden en que una invasión de Ucrania podría ser un juego peligroso para Moscú.
Las sanciones a los principales bancos rusos, en particular a los bancos estatales, como los sancionados este martes por Estados Unidos, serían perjudiciales.
Pero Putin puede estar calculando que Estados Unidos, Reino Unido y la UE tienen intereses estratégicos ligeramente diferentes que considerar.
Obviamente, es más fácil para algunos países imponer sanciones a la industria rusa del petróleo y el gas que para otros.
La UE, por ejemplo, obtiene el 40% de su suministro de gas natural de Rusia, mientras Reino Unido obtiene alrededor del 3%.
La decisión de Alemania de suspender el gasoducto Nord Stream 2, por lo tanto, es perjudicial para Rusia, pero también tendrá un impacto directo en los precios de la energía en Europa occidental.
Apuntando a los oligarcas
Otra de las medidas en las que se ha enfocado Occidente es poner como objetivo de las sanciones a individuos de alto poder y con gran influencia en el gobierno: los llamados oligarcas.
Se dice que Putin no tiene dinero ni otros activos en el extranjero a su nombre (por razones obvias), pero que una red de simpatizantes ultrarricos se ocupa por él.
“Ha habido algunas sanciones contra los oligarcas desde el 2014, pero no han ido lo suficientemente lejos. El cambio solo ocurrirá si están mucho más dirigidas contra ellos”, dice la profesora Tomila Lankina del London School of Economics.
Londres es un foco particular, con su red establecida desde hace mucho tiempo de empresas fachada, propiedades e influencia política.
El gobierno de Reino Unido ha anunciado ahora nuevas sanciones contra personas específicas, pero el grupo anticorrupción Transparencia Internacional dice que hay alrededor de 1.500 millones de libras esterlinas (unos $2.040 millones) de dinero ruso invertido solo en propiedades de Londres, gran parte de fondos retenidos en paraísos fiscales.
“Los gobiernos occidentales no solo le están fallando al pueblo ruso al permitir que esto suceda, también le están fallando a su propio pueblo”, asevera Lankina.