Honduras reporta más de 111.000 y casi 3.000 muertes
La pandemia del Covid-19 ha golpeado con mayor fuerza a las poblaciones vulnerables, como aquellos en condición de pobreza. Según comenta el Fondo Monetario Internacional (FMI), en uno de sus más recientes blogs, la toma de pruebas podría ayudar a reducir ese impacto y a salvar vidas.
Los ingresos importan El comportamiento y las elecciones que ponen a las personas más pobres en la primera línea de la infección durante una pandemia suelen ser producto de la necesidad.
Primero, muchos trabajadores con salarios bajos están empleados en servicios que se consideran esenciales durante la pandemia (como tiendas de comestibles y servicios de entrega) o trabajos con opciones limitadas de trabajo remoto.
En segundo lugar, es probable que los vecindarios más pobres tengan poblaciones más densas, lo que es más propicio para el contagio. En tercer lugar, las personas de las comunidades más pobres también tienden a tener muy pocos ahorros de emergencia, lo que limita su capacidad para reducir las horas de trabajo para reducir sus riesgos de infección (por ejemplo, trabajadores informales autónomos).
Las personas más ricas pueden reducir su riesgo de infección porque tienen la opción de trabajar menos y limitar el tiempo que pasan fuera de sus hogares, señalan los analistas del FMI, Allan Dizioli, Michal Andrle, y John Bluedorn.
Pruebas rápidas
“Mejorar la información sobre la propagación y la contención de la pandemia con pruebas generalizadas mejora la capacidad de identificar y aislar nuevos casos, lo que reduce los riesgos de infección”, añade el documento.
La entidad expresa que algunas de las pruebas rápidas disponibles son baratas, unos $5, que podrían bajar a $1 gracias a un aumento en la oferta y la demanda; con lo que los ciudadanos podrían tener acceso más fácilmente.
Al tener más pruebas para la población pobre, se podría reducir la propagación del virus y controlarla. Esto, dicen los expertos, sumado a los protocolos de bioseguridad de lavado de manos y tapabocas.
“Si se identificara a la mitad de las personas infecciosas asintomáticas, las muertes se reducirían en casi tres cuartas partes en un año”, añaden los economistas que elaboraron el informe.
Los expertos comentaron que de una caída del PIB de 15%, la cifra podría pasar a 3,3% si más de 50% de los casos asintomáticos se identifican mediante pruebas rápidas y se aíslan para prevenir el contagio. Para eso, sería necesario que 60% de la población lograra hacerse una prueba a la semana.
Esta es una de las soluciones que se plantean desde la entidad, mientras se distribuye una vacuna. Para el FMI, este tipo de medidas también podrá ayudar a la población pobre a reducir otras desigualdades y superar más fácilmente la crisis.