El Banco Mundial advierte que el alza en los precios de los alimentos ha provocado una crisis mundial que llevará a que millones de personas caigan en la pobreza extrema, aumentando el hambre y la malnutrición, y amenazando con eliminar los avances en materia de desarrollo, en especial a las pequeñas economías.
De hecho, según el informe ‘Perspectivas de los mercados de productos básicos’, la guerra en Ucrania ha alterado los patrones mundiales de comercio, producción y consumo de productos básicos, por lo que los precios se mantendrán en niveles históricamente altos hasta finales de 2024, exacerbando la inseguridad alimentaria y la inflación.
El ente internacional asegura que dicho fenómeno afecta a la población de los países de bajos y medianos ingresos, que, además, gastan en este tipo de productos un porcentaje mayor que los países de alta remuneración.
La información recopilada entre abril y julio de 2022 señala que 92,9% de los países de ingreso bajo, 92,7% de los países de ingreso medio-bajo y 89% de los países de ingreso medio-alto han registrado niveles de inflación superiores a 5%.
Muchos experimentan una inflación de dos dígitos, incluso, la proporción de países de ingreso alto con elevada inflación también ha aumentado considerablemente y cerca de 83,3% ven una mayor incidencia en los alimentos.
Otra forma de medir el panorama es el índice de precios agrícolas, cuyo registro era 1% más alto que hace dos semanas. Adicionalmente, tanto los precios del maíz como los del trigo son 2% más caros en comparación con los de enero de 2022, mientras que los precios del arroz son aproximadamente 6% más elevados.
“En comparación con el promedio de enero de 2021, los índices de los precios del maíz y el trigo son 20% más altos, mientras que el índice del precio del arroz es 16% más bajo”, señala la institución.
¿Alimentos o combustibles?
En una entrevista para el medio británico Financial Times, el presidente y consejero delegado de BlackRock, Larry Fink, alertó sobre la ausencia de la suficiente atención y cuidado al aumento de precios de los alimentos, y que resulta más importante que los de la gasolina.
“Uno de los temas que más me preocupa, y al que no se le está prestando suficiente atención, es el precio de los alimentos. Es algo que no sólo tiene que ver con la inflación, sino que también hay cuestiones geopolíticas relacionadas”, dijo.
Fink agregó que “hablamos mucho sobre los precios de la gasolina, pero el problema más importante es la comida. Ha habido una tremenda destrucción de la tierra cultivable en Ucrania y a nivel mundial el coste de los fertilizantes subió casi 100%, y ese gasto adicional está reduciendo su cantidad”, dijo.
A inicios de agosto, Ucrania realizó su primer envío de cereales desde la invasión de Rusia, marcando un pequeño pero crucial primer paso para desbloquear los millones de toneladas de cultivos que se acumulan en el país y aumentar el suministro mundial de alimentos.
Se calcula que más de 370.000 toneladas de productos agrícolas han salido por aguas ucranianas desde que comenzó a funcionar el corredor marítimo y se avanza en el objetivo de exportar, por lo menos, tres millones de toneladas al mes a través de los puertos de la región de Odesa.