El regreso de Donald Trump a la Casa Blanca pone el foco sobre el tema migratorio, toda vez que este fue uno de sus principales aspectos controversiales en la campaña presidencial.
Además de iniciar masivamente con los vuelos de ciudadanos deportados, la Administración Trump también realizó una serie de modificaciones para obtener la visa, un documento que se vuelve clave para las aspiraciones de millones de extranjeros de estudiar, trabajar y lograr una mejor calidad de vida en ese país.
Por ejemplo, uno de los primeros cambios está relacionado con la suspensión del proceso de residencia permanente de refugiados y asilados. Esta medida fue justificada argumentando que se cometieron fraudes en algunos procesos celebrados anteriormente.
Además, también se habilitó un registro obligatorio de migrantes indocumentados, que aplica para todos los no ciudadanos con un mes en el país, y a todas las personas indocumentadas mayores de 14 años. Si la persona no cumple con estos requisitos podrá enfrentar multas hasta por $5.000 o seis meses de cárcel.
Una de las nuevas directrices que más levantó polémica por sus presuntas vulnerabilidades a la libertad de expresión, es que ahora las personas que soliciten una visa podrán ser sometidos a la revisión de sus cuentas en redes sociales para detectar rastros de actividad antisemita o vínculos con el terrorismo.
Por último, otra de las nuevas órdenes son las llamadas “visas doradas”, enfocada mayormente a aquellas personas extranjeras para vivir e invertir en EE UU. Esta nueva tarjeta tiene un costo de $5 millones y su objetivo es atraer a personas que, eventualmente, quieran los derechos de ciudadanía y busquen “aportar a la recuperación de la economía”.
Esta visa dorada se diferencia de la propuesta del visado EB-5 en que el solicitante no deberá comprometerse con un requisito de creación de 10 puestos de trabajo a tiempo completo.