Moody’s rebajó la calificación del Gobierno de Francia como emisor a largo plazo en moneda nacional y extranjera y como emisor senior no garantizado en moneda nacional de Aa2 a Aa3, al tiempo que elevó la perspectiva de negativa a estable.
La rebaja se basa en la previsión de que la fragmentación política de Francia debilitará sustancialmente sus finanzas públicas.
La perspectiva estable, por su parte, se atribuye a que la resistencia y la escala de la séptima mayor economía del mundo equilibran la incertidumbre política nacional y mundial.
La decisión “refleja nuestra opinión de que las finanzas públicas del país se debilitarán sustancialmente en los próximos años”, dijo Moody’s en un comunicado. “Ahora hay muy pocas probabilidades de que el próximo gobierno reduzca de forma sostenible el tamaño de los déficits fiscales más allá del próximo año”.
La reprimenda se produce horas después de que el presidente Emmanuel Macron nombrara a François Bayrou cuarto primer ministro de Francia en un año. El predecesor de Bayrou, Michel Barnier, fue destituido la semana pasada en una moción de confianza después de que la Agrupación Nacional de Le Pen se uniera a los partidos de izquierda para protestar contra sus planes para reducir el déficit presupuestario de Francia.
El Ministro de Hacienda saliente, Antoine Armand, declaró que la rebaja refleja los recientes acontecimientos parlamentarios y la incertidumbre en torno al presupuesto.
“El nombramiento de François Bayrou como Primer Ministro y la voluntad reafirmada de reducir el déficit darán una respuesta explícita”, declaró Armand en un mensaje en las redes sociales.
La quiebra del Gobierno y la supresión del presupuesto de Francia para 2025 se suman a meses de agitación política que ya han minado la confianza de las empresas, con un deterioro constante de las perspectivas económicas del país.
El presupuesto de Barnier preveía un importante ajuste del cinturón para situar el déficit en 5% de la producción económica, frente a 6,1% de este año. Es probable que el próximo Gobierno tenga que recortar esas ambiciones para obtener el apoyo de algunos de los legisladores que derrocaron a Barnier, pero los economistas afirman que el resultado final puede incluso no suponer ninguna mejora.
Los planes para sanear las finanzas públicas ya se vieron descarrilados este año por la escasa recaudación fiscal, al decepcionar el gasto de los consumidores y los beneficios empresariales.
La agitación política ha llevado el diferencial entre la deuda pública francesa y sus homólogos alemanes a su nivel más alto desde 2012.