En una actualización de sus previsiones económicas, las Naciones Unidas dejó a Latinoamérica y el Caribe sin cambios el cálculo inicial que había publicado el pasado enero, a diferencia de lo sucedido con otras zonas del mundo y para el conjunto de la economía global, donde sí hubo revisiones al alza.
En el caso latinoamericano, el informe apunta que tras el robusto crecimiento de 2022 -cuando el Producto Interior Bruto (PIB) de Latinoamérica y el Caribe aumentó un 3,8 %- la región está viendo un pronunciado deterioro como consecuencia del menor crecimiento mundial, la alta inflación y problemas estructurales.
Además, destaca que un mayor coste del crédito está afectando negativamente el gasto de los consumidores y las inversiones y que el poco espacio fiscal del que disponen los Gobiernos hace imposible dar más apoyo a la actividad económica en la mayor parte de países.
Según la ONU, la ralentización de este año es generalizada en la región, pero afecta particularmente a Argentina, Brasil, Chile y Colombia. Brasil, la mayor economía de la zona, crecerá sólo un 1% en 2023.
En México y Centroamérica, mientras tanto, espera que el PIB progrese un 2%, cuatro décimas más de lo que pronosticaba en enero, mientras que el Caribe crecerá un 8%. No se ofrecen en esta ocasión datos desglosados por países de la región.
Para 2024, la ONU estima que el conjunto de la región recupere algo de ritmo económico y crezca un 2,4%, una décima menos que en su anterior informe.
En el conjunto del mundo, Naciones Unidas prevé un crecimiento del 2,3% para este año gracias a mejores perspectivas en Estados Unidos, Europa y China y del 2,5% para el año próximo.