La agencia proyecta que el PIB de Honduras, en un periodo de 15 años (2010-2025), crecería 60%
Las calificaciones crediticias soberanas en Centroamérica (excluyendo a Panamá) son en promedio bajas, por debilidades institucionales y problemas económicos y fiscales estructurales. Según un reciente reporte de la agencia S&P Global Rating, la calificación promedio de Centroamérica de ‘B’, la cual es más débil que los promedios de América Latina y el Caribe (‘BB’) y el mundo en general (‘BBB-’).
El reporte indica que desde 2010, la calificación promedio global ha perdido un escalón (a ‘BBB-’ de ‘BBB’) mientras que la de Centroamérica ha perdido dos escalones (a ‘B’ de ‘BB-’).
A pesar de algunas excepciones, las calificaciones crediticias soberanas de la región “se han mantenido restringidas por instituciones frágiles en medio de controles y equilibrios débiles, bajo ingreso per cápita y crecimiento mediocre y, en algunos casos, niveles de deuda moderados y espacio fiscal limitado”.
Sin embargo, recientemente la agencia ha visto “tendencias divergentes” en estas calificaciones y perspectivas. Durante los últimos 12 meses, revisaron la perspectiva de Guatemala a positiva (y afirmaron la calificación de ‘BB-’) sobre perspectivas de crecimiento económico más sólidas, y revisaron la perspectiva de Costa Rica a estable de negativa (y se afirmó la calificación ‘B’).
En contraste, revisaron la perspectiva de Honduras a negativa (y afirmaron la calificación de ‘BB-’), y se bajó la calificación de El Salvador a ‘CCC+’, con una perspectiva negativa, dadas sus crecientes necesidades financieras y fuentes de financiamiento limitadas. La calificación ‘B-’ de Nicaragua, con perspectiva estable, se mantiene sin cambios.
Diferencias regionales
S&P Global Rating señala que a pesar de muchas similitudes dentro de la región, las evaluaciones de calificación crediticia varían entre países. Costa Rica, por ejemplo, destaca como “el país más próspero de la región, con indicadores sociales y educativos favorables”, pero su calificación está por debajo de la de Guatemala y Honduras, en parte debido a sus grandes déficits fiscales que resultan en una creciente deuda del gobierno y un historial débil de tomar políticas económicas correctivas oportunas.
Las bajas calificaciones de algunos países, como El Salvador y Honduras, reflejan “crecientes rigideces fiscales y una mayor carga de deuda en los últimos años”. En contraste, tanto Guatemala como Nicaragua han podido estabilizar su carga de deuda a través de una política fiscal más efectiva.
“Nuestra evaluación monetaria para El Salvador refleja la falta de una moneda nacional, y nuestra evaluación de Nicaragua incorpora su flexibilidad monetaria limitada debido a un alto nivel de dolarización en su sistema financiero. En contraste, tenemos una mejor evaluación de la flexibilidad monetaria en Guatemala, Honduras y Costa Rica, algunos de los cuales tienen regímenes cambiarios más flexibles”, apunta el reporte.
La agencia apunta que la historia de regímenes autoritarios y militares, y un comienzo tardío de la democracia (excepto en Costa Rica), se traducen hoy en “instituciones públicas aún débiles, controles y equilibrios frágiles, altos niveles de corrupción percibida y acceso inadecuado y calidad de los servicios públicos, entre otras penurias”.
Además, su ubicación en la ruta de tránsito entre los países productores de drogas de América del Sur y los mercados consumidores de Estados Unidos y Canadá ha dado paso al desarrollo de organizaciones criminales y violencia relacionada con las drogas en toda la región.
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En contraste, Costa Rica ha podido construir instituciones más maduras y democráticas, aunque la fragmentación política a menudo ha retrasado reformas importantes en los últimos años, lo que ha contribuido a las rebajas.
“Los gobiernos de la región enfrentan el desafío de controlar el aumento de la inflación en medio de un contexto internacional más difícil, mientras atienden las cicatrices a largo plazo del impacto de la pandemia de COVID-19. La capacidad de apaciguar con éxito estas demandas sociales probablemente enmarcará las próximas elecciones presidenciales en los cinco países, que están programadas entre 2023 y 2026”, señala la agencia.
Crecimiento de Honduras de 60% entre 2010 y 2025
S&P, también se refirió a las proyecciones de crecimiento regional en un período de 15 años, del 2010 al 2025, donde Guatemala habrá crecido un 70%, Honduras, Guatemala, Nicaragua y Costa Rica un 60% y El Salvador lo hará en un 40%.
Para S&P, a pesar de la recuperación económica después de la pandemia, el golpe que implicó el covid-19 “agudizó las debilidades económicas preexistentes”, aunque diferente para cada país.
“Guatemala ha tenido el desempeño económico más fuerte y no solo alcanzó su nivel de PIB previo a la pandemia a principios de 2021, sino que también se espera que supere su tendencia de crecimiento anterior. Pronosticamos que Honduras y Costa Rica reanuden su tasa de crecimiento de tendencia a largo plazo dentro de los próximos dos a cuatro años. El Salvador haría lo mismo, aunque a un ritmo más lento, dado que el crecimiento económico ha sido más débil durante la última década”, señala el documento.