Muchos países están experimentando una combinación de deuda pública elevada y tipos de interés bajos. Este ya era el caso en las economías avanzadas incluso antes de la pandemia, pero se ha vuelto aún más grave a raíz de esta,
Asimismo, un número creciente de economías de mercados emergentes y en desarrollo está disfrutando de un período de tipos reales negativos (el tipo de interés menos la inflación) de la deuda pública. “El FMI ha pedido a los países que gasten todo lo que puedan para proteger a los vulnerables y limitar los daños duraderos a las economías, haciendo hincapié en la necesidad de que el gasto esté bien focalizado. Esto es especialmente crítico en las economías de mercados emergentes y en desarrollo, que enfrentan restricciones más estrictas y riesgos fiscales asociados, donde una mayor priorización del gasto es esencial”, señalan los analistas Marcos Chamon y Jonathan D. Ostry
Tasas podrían variar tras la pandemia
Pero, ¿qué debería hacerse finalmente con los altos niveles de deuda pública tras esta crisis? Siempre que el espacio fiscal siga siendo amplio, los países no deberían tener superávits presupuestarios mayores para reducir la deuda, sino que deberían permitir que el crecimiento reduzca orgánicamente las relaciones deuda/PIB, algo que Honduras no parece estar aplicando.
Más recientemente, el FMI ha hecho hincapié en la necesidad de repensar los anclajes fiscales (reglas y marcos) para tener en cuenta las tasas de interés históricamente bajas. Algunos han sugerido que los costos de los préstamos, incluso si aumentan, lo harán solo gradualmente, dejando tiempo para lidiar con las consecuencias.
“Dos cuestiones parecen sobresalientes. Primero, ¿el endeudamiento seguirá siendo barato durante todo el horizonte relevante para la planificación fiscal? Dado que ese horizonte parece ser el futuro indefinido, nuestra respuesta aquí sería “no”. Si bien algunos han argumentado que las tasas de interés ajustadas al crecimiento permanentemente negativas podrían ser una base razonable, destacaríamos los riesgos en torno a un futuro tan benigno”, agregan.
La historia muestra numerosos episodios de aumentos abruptos en los costos de los préstamos una vez que cambian las expectativas del mercado.
“Este riesgo es especialmente relevante para las economías de mercados emergentes y en desarrollo donde los índices de endeudamiento ya son altos. En algún momento, es posible que las deudas deban renovarse a tasas más altas. Los límites a cuánto se puede pedir prestado no han desaparecido, y la necesidad de mantenerse alejado de ellos es aún más aguda en un mundo donde las tasas de interés y el crecimiento son inciertos”, advierten.
En segundo lugar ¿será suficiente responder gradualmente a tipos de interés más altos? Nuestra respuesta nuevamente es “no”. La teoría y la historia sugieren que, cuando los inversores comienzan a preocuparse de que se agote el espacio fiscal, penalizan rápidamente a los países.
Los ajustes impulsados por el mercado no son necesariamente graduales, ni los mercados solo aumentan el costo de los préstamos una vez que se recupera un crecimiento saludable; de hecho, todo lo contrario parece plausible.
La moraleja
“Todos los países necesitarán anclar los planes fiscales con alguna noción de sostenibilidad, lo que también puede atenuar la preocupación de una revalorización del riesgo en el mercado. Esta no es la preocupación del mañana si el espacio fiscal es incierto y las expectativas del mercado pueden cambiar abruptamente. Trazar planes para anclar las expectativas debería ser una preocupación actual para todos”, señala el documento del FMI.