Estados Unidos debe implementar reglas bancarias poscrisis, a pesar de los temores de que la administración entrante de Trump pueda recortar las protecciones regulatorias, dijo la elegida por Portugal para ser comisaria de Servicios Financieros de la UE en una audiencia en el Parlamento Europeo este miércoles.
La exministra de Finanzas Maria Luís Albuquerque, que necesita la aprobación de los legisladores para convertirse en comisaria europea, eludió las preocupaciones sobre conflictos de intereses en su carrera en el sector privado, y pareció rechazar un llamamiento de Mario Draghi destinado a impulsar la competitividad a través de la inversión de las compañías de seguros.
“Quisiera instar a nuestros socios internacionales a que también apliquen el marco adecuado”, dijo Albuquerque, añadiendo: “Soy muy consciente de la necesidad de preservar la estabilidad financiera; no defendería una carrera a la baja”.
El eurodiputado Jonás Fernández (España/Socialistas y Demócratas), portavoz económico del segundo grupo más grande del Parlamento, se había preguntado cómo proteger a Europa contra el impacto negativo de una futura agenda de regulación bancaria estadounidense, en comentarios realizados cuando se hizo evidente que el expresidente Donald Trump había sido reelegido para un segundo mandato.
Trump y el pacto mundial
La UE ya ha tenido que retrasar medidas diseñadas para proteger a los bancos del riesgo de volatilidad del mercado en todo el sistema financiero, conocidas como la revisión fundamental de la cartera de negociación, ya que un retroceso similar en EE.UU. significó que bancos que compiten directamente podrían estar operando bajo reglamentos muy diferentes.
Esto también ha provocado temores más generales de que se desmantelen las protecciones financieras, en particular porque Trump podría no cumplir su parte del trato en la aplicación de las normas internacionales establecidas por el Comité de Supervisión Bancaria de Basilea, diseñadas para evitar que se repita la crisis financiera de 2008.
Fernández acusó a Alburquerque de haber pasado “directamente por una puerta giratoria” cuando dejó el Gobierno para trabajar en Arrow Global, una empresa especializada en la compra de préstamos agrios a los bancos, pero argumentó que la cuestión se había zanjado en su momento, cuando ella era diputada portuguesa. “Ese punto fue evaluado por la comisión de ética del Parlamento portugués y [ésta] concluyó que no había conflicto de intereses ni incompatibilidad (…) esa cuestión se trató adecuadamente donde debía”, dijo Albuquerque.
“El trabajo de un director independiente, no ejecutivo, es exactamente un papel que está probablemente más cerca del papel de un regulador que del de un ejecutivo dentro de la misma empresa”, añadió, refiriéndose al rol que ha desempeñado en varias organizaciones del sector privado, entre ellas, hasta agosto, Morgan Stanley.
En general, Alburquerque propuso pocas medidas nuevas durante las tres horas que duró su comparecencia. En su lugar, dijo que se centraría en la aplicación de las leyes vigentes, ya que las empresas se quejan de que una oleada de legislación está frenando el crecimiento.