La inflación de la eurozona subió en mayo dos décimas, hasta el 2,6%, mientras que la tasa subyacente, la que excluye el impacto de la energía y los alimentos, también se elevó dos décimas, al 2,9%, según los datos publicados por Eurostat, la oficina de estadística de la Unión Europea (UE).
Esto supone que el Índice de Precios de Consumo (IPC) registra su primer aumento desde diciembre del año pasado, colocándose en el mayor nivel desde el pasado mes de febrero.
Por componentes, el coste de los alimentos frescos se aceleró seis décimas y subió un 1,8% y el precio de la energía creció un 0,3% después de abaratarse un 0,6% en abril. Mientras, los bienes energéticos no industriales se moderaron dos décimas al encarecerse un 0,7% en mayo.
Además, el precio de los servicios alcanzó su mayor nivel desde octubre de 2023 al registrar un avance del 4,1%, frente al 3,7% de abril.
En toda la UE, la tasa de inflación general fue del 2,7% en mayo, frente al 2,6% en abril.
Por países, las tasas anuales más bajas tuvieron lugar en Letonia (0%), Finlandia (0,4%) e Italia (0,8%). Por el contrario, las tasas más altas se dieron en Rumanía (5,8%), Bélgica (4,9%) y Croacia (4,3%).
A inicios del mes, el Banco Central Europeo (BCE) ha revisado al alza sus previsiones de inflación para este año y el próximo, en comparación con las anteriores proyecciones de marzo. Ahora, estima que la tasa general promediará el 2,5% en 2024 y el 2,2% en 2025, dos décimas más en ambos casos, situándose en el 1,9% en 2026.
Para la inflación subyacente, es decir, excluyendo energía y alimentos, el organismo proyecta que se sitúe en el 2,8% en 2024, el 2,2% en 2025 y el 2% en 2026.