La inflación ha vuelto a subir en Estados Unidos por primera vez en 13 meses, aunque menos de lo esperado. El índice de precios de consumo (IPC) se ha situado en el 3,2% interanual en julio, dos décimas más que el mes anterior (3% en junio), poniendo fin a la ralentización que se había registrado en los meses anteriores.
En el séptimo mes del año, los alimentos se encarecieron un 4,9%, mientras que la energía se abarató un 12,5%.
Por otro lado, la inflación subyacente, que excluye de su cálculo los precios de los alimentos y la energía por su mayor volatilidad, cerró julio con una leve baja a 4,7% interanual, frente al 4,8% de junio, según los datos publicados este jueves por la Oficina de Estadísticas Laborales. En términos mensuales, ambos índices avanzaron un 0,2%, en línea con las expectativas del mercado.
Según se deprende del comunicado, “el índice de la vivienda fue, con mucho, el que más contribuyó al aumento mensual de todos los artículos, representando más del 90% del aumento”. Además, el índice de alimentos aumentó un 0,2% en julio, respecto al alza 0,1% del mes anterior.
Estos datos podrían ser determinantes en las medidas que adopten en materia de tipos de interés en su reunión de septiembre los miembros del Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC) de la Reserva Federal.
“Creemos que la Fed se encuentra en una encrucijada, en la que la inflación está moderándose algo, pero se mantiene en niveles excesivamente elevados como para plantearse empezar el proceso de bajadas de los tipos de interés”, explicaban esta mañana en Link Securities.
Este jueves el Departamento de Trabajo de Estados Unidos ha publicado también los datos sobre las peticiones semanales de subsidio de desempleo en el país, que alcanzaron las 248.000 la semana pasada, en máximos desde principios de julio. Se trata de 21.000 demandas de ayuda más que la semana anterior.