Las cifras globales de desplazados forzosos se elevan a 120 millones en mayo de 2024, mientras la agencia para los refugiados (ACNUR) advierte contra la apatía y la inacción ante el aumento.
El organismo señala que los conflictos desde Sudán a Gaza y Myanmar están generando nuevos desplazamientos y requieren una solución urgente, mientras America tiene un papel protagonista, con Estados Unidos y Canadá a la cabeza de los que acogen más refugiados y Brasil, Colombia, Ecuador y Perú, llevando a cabo vastos programas de regulación.
Los desplazamientos forzosos (tanto dentro de los países como internacionalmente) alcanzaron niveles históricos en todo el mundo el año pasado, revela el Informe de Tendencias Mundiales 2024 de la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR).
El aumento global de los desplazamientos forzosos, es el duodécimo incremento anual consecutivo y refleja tanto los conflictos nuevos y cambiantes como la incapacidad para resolver las crisis de larga duración. La cifra haría que la población mundial desplazada fuera equivalente aproximadamente a la población de Japón, el duodécimo país más grande del mundo, señaló la agencia.
En 2023, los niños menores de 17 años constituyeron el 40% de todos los desplazados forzosos.
En el 2023 los Estados Unidos recibieron el mayor número de refugiados reasentados a nivel mundial, con 75.100 personas, seguidos de Canadá, con casi 51.100 refugiados. Además, Brasil, Colombia, Perú y Ecuador están llevando a cabo vastos programas de regularización para personas refugiadas y migrantes vulnerables, garantizando la documentación y el acceso a los servicios.
En el caso de Venezuela, casi la totalidad de los 6,1 millones de venezolanos registrados han permanecido en países latinoamericanos (97%), sobre todo en Colombia (2,9 millones), Perú (1 millón), Ecuador (471.400) y Chile (435.800).
Además, Colombia lidera los esfuerzos para poner en marcha soluciones innovadoras para las personas desplazadas internas.
Los países de las Américas conmemoran este año el 40 Aniversario de la Declaración de Cartagena sobre los Refugiados de 1984, un proceso liderado por el Gobierno de Chile, con el apoyo de los Gobiernos de Brasil, Colombia y México. El proceso culminará con la adopción de una nueva Declaración y Plan de Acción: una aplicación regional del Pacto Mundial sobre Refugiados. El espíritu de Cartagena mantiene sus raíces en la protección y las soluciones, promoviendo la solidaridad, la cooperación internacional y la responsabilidad compartida.