La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) revisó a la baja los pronósticos de crecimiento económico global. Prevé que el mundo cierre este año con un crecimiento de 3,1%, mientras que en 2023 se expandiría 2,6%, según cifras reveladas durante la presentación de su informe anual ‘Balance Preliminar de las Economías de América Latina y el Caribe 2022’.
En el caso de las economías avanzadas espera que el crecimiento sea de 2,4% para este año y de 0,6% para el próximo. Estados Unidos crecería 1,9% y 0,6%, respectivamente; Japón lo haría 1,7% y 1,4%, respectivamente; Reino Unido 4,2% y -0,5%, respectivamente; China 3,3% y 4,4%, respectivamente; y las economías emergentes 3,7% en ambos periodos.
Según José Manuel Salazar, secretario ejecutivo de la Cepal, una cascada de crisis ha llevado a un panorama completamente incierto y que se vería reflejado en la desaceleración, tanto del crecimiento, como del comercio mundial este año y el próximo. “La reducción de la inflación tenderá a moderar los incrementos de las tasas de política monetaria de los principales bancos centrales el otro año”, dijo.
La Comisión proyecta que para 2023 se registre una menor inflación, tanto en las economías desarrolladas como emergentes, aunque los niveles permanecen elevados si se compara con la etapa de prepandemia. En cifras, el mundo tendría un Índice de Precios al Consumidor (IPC) de 8,8% este año y de 6,5% al cierre de 2023.
En cuanto a las economías avanzadas, la inflación sería de 7,2% este año y de 4,4% el próximo. Las economías emergentes tendrían una cifra de 9,9% y 8,1%, respectivamente; Estados Unidos, 8,1% y 4,2%, respectivamente; la euro zona 8,3% y 5,7%, respectivamente; Reino Unido 8,9% y 6,2%, respectivamente; y América Latina y el Caribe 7,3% y 4,8%, respectivamente.
La reducción de la inflación tenderá a moderar los incrementos de las tasas de política monetaria, mientras que la volatilidad financiera internacional aumenta los riesgos de depreciación cambiaria, lo que podría afectar la trayectoria del IPC. “Equilibrar los desafíos que imponen en el corto plazo las restricciones macroeconómicas con avanzar en dinamizar el crecimiento sostenible, generar empleo de calidad, reducir la pobreza y desigualdad, elevando, además, la inversión y haciendo frente al cambio climático”, mencionó Salazar.