El anuncio de imponer un arancel de hasta 100% a los medicamentos patentados importados a Estados Unidos amenaza con sacudir el mapa global de la producción y el comercio de fármacos, y ha desatado alarma en Europa y Asia.
De hecho, por el tamaño de las exportaciones, Irlanda, Suiza y Singapur, serían las países más afectados.
Aunque la medida incluye una exención clave para aquellas compañías que ya estén construyendo plantas en suelo estadounidense, el golpe potencial se mide en cientos de miles de millones de dólares en exportaciones.
Bloomberg Economics estima que, de aplicarse en su versión más dura, el nuevo arancel podría recaer sobre importaciones farmacéuticas por $220.000 millones, elevando en 3,3 puntos porcentuales el arancel promedio de Estados Unidos.
Esto supone un cambio radical en un sector históricamente exento de medidas proteccionistas, donde el comercio había fluido con tarifas mínimas gracias a la naturaleza estratégica de la salud pública.
El corazón de la decisión de Trump es condicionar el acceso al mercado estadounidense, el más lucrativo del mundo para medicamentos de alto valor, a la localización de la producción. Los medicamentos de marca y con patente estarán sujetos a un arancel de 100%, salvo que la farmacéutica esté construyendo una planta en Estados Unidos. Trump exige que la obra de la farmacéutica ya esté en marcha para que se le aplique este “beneficio”, no basta con planes o anuncios de inversión.
Esto obliga a las grandes multinacionales a acelerar proyectos y a comprometerse con la relocalización productiva si quieren mantener acceso competitivo a EEUU.
El impacto no será uniforme. La medida golpea con fuerza a los países que concentran exportaciones de medicamentos de marca hacia Estados Unidos, mientras que aquellos especializados en genéricos o con menor peso en este mercado tendrán una exposición y consecuencias mucho más limitadas.
Irlanda, principal exportador de medicamentos envasados y derivados sanguíneos hacia EEUU, es el país más expuesto. Su modelo de negocio, basado en la instalación de multinacionales que producen biológicos de alto valor para el mercado estadounidense tienen un valor cercano a $73.300 millones en el año.
Suiza también enfrenta un escenario complejo. Sede de gigantes como Roche y Novartis, depende fuertemente de exportaciones de medicamentos de marca hacia EEUU. Sus exportaciones a este país tienen un valor aproximado de $21.700 millones. Aunque Roche y Novartis tienen presencia industrial en Norteamérica, buena parte de su portafolio sale de plantas en territorio suizo y europeo.
Alemania, tercer gran polo europeo de medicamentos, figura entre los proveedores más importantes de vacunas y biológicos para el mercado estadounidense. Empresas con una huella mixta de producción entre Europa y EE. UU. pueden amortiguar el golpe, pero el riesgo sobre sus exportaciones desde territorio alemán es elevado.
El Reino Unido, con laboratorios de peso como AstraZeneca y GlaxoSmithKline (GSK), también ve amenazado su acceso privilegiado al mercado estadounidense. Una parte importante de su producción destinada a Estados Unidos todavía proviene de plantas británicas y europeas, lo que la deja vulnerable a tener una escasez de medicamentos.
Dinamarca es un caso emblemático: Novo Nordisk, que se ha convertido en una de las farmacéuticas más valiosas del mundo gracias al auge de sus medicamentos metabólicos como Wegovy y Ozempic, vio caer sus acciones tras el anuncio de Trump. Aunque la compañía tiene operaciones en EEUU, buena parte de su producción sigue en Europa y podría verse alcanzada por la nueva tasa.
En Asia, Singapur destaca como un punto central de biomanufactura, con exportaciones de $19.300 millones hacia Estados Unidos. Varias multinacionales producen allí biológicos y principios activos de alto valor que luego son exportados a Estados Unidos. Por eso, los analistas lo mencionan entre los países más expuestos. Italia y Bélgica, con nichos especializados en biológicos y vacunas, también aparecen en la lista de países que sufrirían el impacto en segmentos clave.
En contraste, India emerge como una excepción relativa. La mayor parte de sus ventas a EE.UU. corresponde a genéricos, que no están incluidos en la medida. Por eso, el impacto sobre su comercio farmacéutico con Estados Unidos sería mucho más limitado.
El anuncio provocó caídas inmediatas en la bolsa para compañías como Novo Nordisk y AstraZeneca. Sin embargo, el impacto en los mercados financieros fue moderado.
Muchos inversionistas creen que la exención por construcción de plantas en EEUU, será suficiente para blindar a los grandes actores del sector, que en su mayoría ya cuentan con fábricas en el país o han iniciado proyectos para expandirse, aprovechando la excepción hecha por Trump.
En el terreno diplomático, la UE y Japón han recordado que existen acuerdos previos, suscritos en julio, para limitar los aranceles a estos productos a 15%. Los próximos meses serán decisivos para medir la magnitud real del golpe. Todo dependerá de cuántas farmacéuticas logren acogerse a la exención por construcción de plantas en EE.UU., y de si la presión diplomática de la UE y Japón logran reducir los niveles e impedir una restructuración de esta industria a nivel mundial.