Mientras la inflación general cerró en 3,88% el 2024, la inflación subyacente (que excluye energía, gasolinas y algunos alimentos) estuvo cerca del límite de tolerancia a mediano plazo del Banco Central de Honduras (BCH) con un 4,89%.
Yes que la inflación subyacente registró una tasa interanual de 4,89%, menor en 0.29 puntos porcentuales a la registrada doce meses atrás (5,18%), ubicándose dentro del rango de tolerancia de mediano plazo establecido por la autoridad monetaria (4.00% ± 1.0 pp).
La leve desaceleración se explica principalmente por los menores incrementos de precios en algunos bienes y servicios, principalmente por menor crecimiento de alimentos industrializados y algunos bienes de consumo popular.
En Honduras, el indicador de inflación subyacente excluye un total de 37 bienes y servicios, entre alimentos perecederos no industrializados (excepto carnes), tarifas de energía y combustible.
Diferencias entre la inflación subyacente y la inflación
La inflación, a través del IPC (Índice de Precios al Consumo), mide la evolución de los precios de la economía de un país de manera conjunta. La inflación subyacente que, aunque está estrechamente ligada a la inflación, sirve para identificar y entender de una forma más clara y precisa la evolución de los precios.
La inflación tradicional se diferencia de la subyacente en dos aspectos principales:
El primero es que la inflación tradicional tiene en cuenta la evolución de precios a nivel general en un listado muy amplio que contiene los productos y servicios que consumimos (IPC). En cambio, la subyacente no considera para su cálculo a la energía (electricidad, gasolina, gas…) ni a los alimentos no elaborados (frutas, verduras…), aunque sí todo lo demás: alimentos procesados, ropa, restauración, comunicaciones, etc.
El segundo aspecto que diferencia a la subyacente tiene que ver con el tiempo de medición, pues, generalmente, la inflación se utiliza para comparar la evolución de los precios a largo plazo, como, por ejemplo, de forma anual para analizar así su comportamiento año tras año. Por su parte, la inflación subyacente permite hacer una medición a corto y medio plazo, comparando un mes o un trimestre con otro.
¿Para qué se utiliza la inflación subyacente?
Como hemos visto con el caso de la crisis del petróleo, los productos energéticos y también los alimentos sin procesar se caracterizan porque sus precios pueden cambiar rápidamente dependiendo de factores que alteren su producción o transporte, como un conflicto bélico, pero también como la escasez de suministros, un desastre natural o problemas logísticos, entre otros. Por ello, al no tenerlos en cuenta, la inflación subyacente sirve a los países para conocer cuál es la evolución de los precios con independencia de los eventos coyunturales o transitorios, muchas veces externos, y, de ese modo, implementar y medir con mayor rapidez los resultados de sus políticas económicas internas.
Por último, la volatilidad que la energía y los alimentos pueden causar en los mercados es alta, por lo que la inflación subyacente es un indicador más estable. Como norma general, ofrece una tasa de variación de precios inferior a la inflación convencional, que no es el caso de Honduras.
A modo de ejemplo, un país puede tener una inflación del 8,5% debido a un problema concreto relacionado con la energía o los alimentos no procesados, mientras que su inflación subyacente puede ser de apenas el 2,5%, lo que demuestra el impacto que tienen esos dos sectores en la economía.