La inflación subyacente en el país, que excluye precios de algunos alimentos, energía y combustibles, presentó una variación interanual de 5,16% a junio de 2024, mayor a la de mayo (5,10%), pero menor en 0.89 pp a la registrada al mismo mes de 2023 (6,05%).
El menor crecimiento de los precios al consumidor de alimentos industrializados determinó la desaceleración interanual de la inflación subyacente, informó el Banco Central.
“De manera transitoria y conforme a lo previsto en el Programa Monetario vigente, la inflación subyacente se ubica levemente por arriba del rango de tolerancia de mediano plazo establecido por la Autoridad Monetaria”, agrega el informe. La inflación subyacente de enero a junio fue de 2,80%, mayor a la inflación general de 2,19%.
La inflación subyacente es precisamente la que más tienen en cuenta los bancos centrales a la hora de fijar su política de tipos de intereses.
¿Qué es la inflación subyacente?
Existen diversas metodologías de cálculo del indicador, la principal es el método de exclusión que permite separar del IPC los productos que, por su naturaleza, tienen un comportamiento de precios fuera del alcance de la influencia de la política monetaria. Estos productos presentan históricamente variaciones volátiles.
El BCH explica que la inflación subyacente se utiliza para medir presiones de demanda agregada que pueden ser modificadas por la acción de la política monetaria, es una medida parcial derivada de la inflación calculada a través del Índice de Precios al Consumidor (IPC).
“En el caso de Honduras, el indicador de inflación subyacente excluye un total de 37 bienes y servicios, entre alimentos perecederos no industrializados (excepto carnes), tarifas de energía y combustible”, apunta la autoridad monetaria.
Cuanto más tiempo se mantenga alta la inflación subyacente, mayor será el impacto para los consumidores, que verán cómo sus salarios y ahorros personales pierden valor con el tiempo.