Un estudio del Centro para el Desarrollo Global (CGD por sus siglas en inglés) señala que los países centroamericanos se encuentran entre los más afectados por el impuesto de 3,5% a las remesas anunciado por Estados Unidos, y sufrirán “la mayor pérdida en relación con su ingreso nacional bruto (INB)”, en especial para El Salvador y Honduras.
El CGD estima que para Honduras el impacto sería de 293.8 millones de dólares, tomando como base las remesas recibidas desde EE UU en 2024 ($6.763 millones).
La estimación se refiere al porcentaje estimado de remitentes, el pago de impuesto y pérdidas por efecto en los precios.

Además advierte el impacto en el ingreso nacional bruto.
Para El Salvador, aliado cercano de la administración Trump, perderá el equivalente a más del 1% de su INB, mientras Honduras un 0,92%.
“Donde los efectos del impuesto sean significativos en relación con el INB, los países podrían experimentar menores ingresos familiares, una menor demanda de los consumidores y mayores presiones cambiarias”, advierte la institución de investigación.
El impuesto propuesto probablemente reduciría las remesas enviadas a través de canales formales (como bancos y operadores de transferencia de dinero) de dos maneras: reduciendo la cantidad enviada, ya que una parte se desvía hacia el impuesto; y desincentivando las remesas por completo.
Otra investigación sobre el costo de las remesas (Ahmed 2020) sugiere que por cada aumento del 1% en el costo del envío de remesas, el monto enviado disminuye aproximadamente un 1,6%. Esto significa que si el nuevo impuesto aumenta los costos en un 3,5%, esto podría provocar una caída del 5,6% en las remesas.
Analistas hondureños estiman un impacto anual de 350 millones de dólares, pero se refieren al aplicar el 3,5% de arancel sobre el ingreso total de remesas estimadas para este año de 10.000 millones de dólares.